Trabajar con el lenguaje y dejar que éste nos conduzca adonde sabemos tendrá que llevarnos, es parte del día a día para creadores como Miguel Ildefonso, uno de los más destacados poetas peruanos contemporáneos. A continuación nuestra breve conversa:
En tus libros, Miguel, están muy presentes siempre la vida underground y la depresión, el desempleo y la miseria, el alcohol. ¿Es la única forma de ser artista?, ¿es el caldo de cultivo en el cuál te sientes más cómodo a la hora de escribir?
Tengo diez libros de poesía publicados, que hace unos días pensé titular al conjunto Poesía Trash del Soul. Justamente en el sentido que señalas en mi estética y actitud vital. La voz poética de mis libros pertenece a un joven rebelde, un joven peruano, latinoamericano, perteneciente a una clase media o proletaria, hijo de migrantes de los Andes; de ninguna manera a la clase alta o criolla. Y justamente por ser de esta clase económica-cultural, es una voz de rebeldía, iconoclasta, siguiendo la tradición de los poetas malditos y morales de Baudelaire y los Beatnik. Asumo una voz desencantada para meter el dedo con la pluma en las llagas de este país y de este mundo, y para señalar la hipocrecía de todos los poderes que rigen la vida moderna: los gobiernos neoliberales, las iglesias, los medios de comunicación, por ejemplo. Como Dante Alighieri, la ruta de mi poesía trasunta infierno, purgatorio y un paraíso que se hermana con el reclamo de la voz de César Vallejo. Mi poesía no es política, sino trata de cuestionar todo, incluido la política.
Existe en tu obra una necesidad de expresar la hibridez de la cultura peruana, hay también cierta insistencia por lo chicha, lo marginal, el desencanto por lo urbano, lo metapoético, lo cual se refleja de algún modo en los giros radicales en el lenguaje. ¿Adónde va tu obra vista de manera integral, como unidad: poesía-narrativa, adónde miras como artista en este tiempo?
Siempre he sido atento, desde muy chico, con lo que ocurre en el país. Una de las preguntas más importantes de mi vida siempre ha sido qué es el Perú. Hoy vemos un país distinto a hace unas décadas. Mientras hay más tecnología, el hombre está involucionando. Será que la tecnología facilita las cosas, y entonces el ser humano no se exige un desarrollo interior. En ese proceso hay una evidente transformación de los valores. Por eso que no nos sorprendan más muertes, ya no por la violencia política, sino por la violencia del capital, del dinero, de la usura, como decía Ezra Pound. El Perú es un híbrido en constante desarrollo. Yo antes, en los fines del 80 e inicios del 90, creía que la chicha era una propuesta de autentica reinvindicación de un Perú Profundo y desdeñado. Lamentablemente con la dictadura del estado en la década del 90 y por la dictadura del raiting en los medios masivos, la chicha se ha vuelto hoy en día en un comercio más, una mercancía plástica y decadente, una maquinita de dinero fácil. Lo que hago con mis textos es reflejar estos cambios, narrar la violencia cotidiana y desnudar sus nexos con el gran proyecto de estupidización que es el dogma inmaculado de este mundo de hoy.
Como parte de la diáspora producida en el país en los años noventa, de una u otra forma o razón terminamos yéndonos, abandonando nuestro lugar de pertenencia originaria, aunque sin perder las raíces. ¿Por qué te fuiste del Perú?
Bueno, yo he salido del Perú una vez más, pero siempre estoy retornando. Ahora estoy ya unos meses aquí, por motivos familiares, sobre todo. Pero ya hace un tiempo que no estoy ni aquí ni allá. Mi país está en mis textos, ese es mi mundo, mi universo. Es cierto que muchos poetas, escritores, compañeros de los 90s, se fueron. Muchos no querían ser parte de la vida bajo el régimen que hubo en esa década, también por la imposibilidad de desarrollarse como intelectual, o como artista. Creo que ya no se idealiza tanto, por otra parte, el mundo allá afuera. El irse es una necesidad más inmediata. Un escritor ya no se va porque cree que se hará famoso, no existe necesariamente ese sueño que pudo haber existido en los años 60. Del 60 al 90 el mundo se puso al revés.
Eres un autor que viaja constantemente, ¿cómo ves la escena poética en las provincias?
Muy intensa, con buena calidad de poesía y narrativa, que se ve en los premios nacionales que van ganando constantemente ya hace décadas. Las editoriales también son una grata novedad, así ya no se depende de la capital. También es fructífero lo que se ve en los festivales que hay en las provincias, en las ferias de libro, en los blogs, etc. Hay también mayor comunicación, eso sí gracias a los medios tecnológicos, no solo dentro del Perú, también se articula con la poesía de otros países. En Puno, el trabajo de Darwin Bedoya, Walter Bedregal, por ejemplo. En Chiclayo, el grupo Signos, el Festival del Diantre. En Huancayo: la Feria del Libro, los Dosamarus. En Huánuco, en Cajamarca, los encuentros que hacen. En fin, el Perú tiene muchas voces, ya es hora de que esas voces se escuchen en todas partes por igual. Uno de los lastres de la colonia es el centralismo.
¿La poesía es un riesgo?, ¿qué te ha dado la poesía, qué le puede dar a los lectores, a nuestras vidas?
Como poeta, como creador, es un riesgo, no solo ante la escritura, pues uno avanza en la escritura de un poema como quien se acerca a un abismo. Uno no sabe de qué manera te va a transformar un poema o un libro que has escrito, has dejado parte o todo de tu "espíritu" o "alma" allí, a partir de entonces vienen más preguntas aun, preguntas que te impelen a ir hacia un adelante inexistente. Igualmente uno no sabe qué podrá ocurrirle al lector. No se trata solo de sintonizar bellamente, estéticamente con quien te lea. La poesía es un rayo, un flechazo, que puede entrar en uno y removerle la existencia. Esas cosas lo logran poetas como Pessoa o Eielson, por ejemplo. La poesía también me ha permitido viajes, conocer otras gentes, otras culturas. A partir de ello, ando escribiendo nuevos textos, con nuevas voces, ya no de alguien tan joven, ya no tan peruano quizás. Esos son mis nuevos proyectos en poesía y narrativa.
En tus libros, Miguel, están muy presentes siempre la vida underground y la depresión, el desempleo y la miseria, el alcohol. ¿Es la única forma de ser artista?, ¿es el caldo de cultivo en el cuál te sientes más cómodo a la hora de escribir?
Tengo diez libros de poesía publicados, que hace unos días pensé titular al conjunto Poesía Trash del Soul. Justamente en el sentido que señalas en mi estética y actitud vital. La voz poética de mis libros pertenece a un joven rebelde, un joven peruano, latinoamericano, perteneciente a una clase media o proletaria, hijo de migrantes de los Andes; de ninguna manera a la clase alta o criolla. Y justamente por ser de esta clase económica-cultural, es una voz de rebeldía, iconoclasta, siguiendo la tradición de los poetas malditos y morales de Baudelaire y los Beatnik. Asumo una voz desencantada para meter el dedo con la pluma en las llagas de este país y de este mundo, y para señalar la hipocrecía de todos los poderes que rigen la vida moderna: los gobiernos neoliberales, las iglesias, los medios de comunicación, por ejemplo. Como Dante Alighieri, la ruta de mi poesía trasunta infierno, purgatorio y un paraíso que se hermana con el reclamo de la voz de César Vallejo. Mi poesía no es política, sino trata de cuestionar todo, incluido la política.
Existe en tu obra una necesidad de expresar la hibridez de la cultura peruana, hay también cierta insistencia por lo chicha, lo marginal, el desencanto por lo urbano, lo metapoético, lo cual se refleja de algún modo en los giros radicales en el lenguaje. ¿Adónde va tu obra vista de manera integral, como unidad: poesía-narrativa, adónde miras como artista en este tiempo?
Siempre he sido atento, desde muy chico, con lo que ocurre en el país. Una de las preguntas más importantes de mi vida siempre ha sido qué es el Perú. Hoy vemos un país distinto a hace unas décadas. Mientras hay más tecnología, el hombre está involucionando. Será que la tecnología facilita las cosas, y entonces el ser humano no se exige un desarrollo interior. En ese proceso hay una evidente transformación de los valores. Por eso que no nos sorprendan más muertes, ya no por la violencia política, sino por la violencia del capital, del dinero, de la usura, como decía Ezra Pound. El Perú es un híbrido en constante desarrollo. Yo antes, en los fines del 80 e inicios del 90, creía que la chicha era una propuesta de autentica reinvindicación de un Perú Profundo y desdeñado. Lamentablemente con la dictadura del estado en la década del 90 y por la dictadura del raiting en los medios masivos, la chicha se ha vuelto hoy en día en un comercio más, una mercancía plástica y decadente, una maquinita de dinero fácil. Lo que hago con mis textos es reflejar estos cambios, narrar la violencia cotidiana y desnudar sus nexos con el gran proyecto de estupidización que es el dogma inmaculado de este mundo de hoy.
Como parte de la diáspora producida en el país en los años noventa, de una u otra forma o razón terminamos yéndonos, abandonando nuestro lugar de pertenencia originaria, aunque sin perder las raíces. ¿Por qué te fuiste del Perú?
Bueno, yo he salido del Perú una vez más, pero siempre estoy retornando. Ahora estoy ya unos meses aquí, por motivos familiares, sobre todo. Pero ya hace un tiempo que no estoy ni aquí ni allá. Mi país está en mis textos, ese es mi mundo, mi universo. Es cierto que muchos poetas, escritores, compañeros de los 90s, se fueron. Muchos no querían ser parte de la vida bajo el régimen que hubo en esa década, también por la imposibilidad de desarrollarse como intelectual, o como artista. Creo que ya no se idealiza tanto, por otra parte, el mundo allá afuera. El irse es una necesidad más inmediata. Un escritor ya no se va porque cree que se hará famoso, no existe necesariamente ese sueño que pudo haber existido en los años 60. Del 60 al 90 el mundo se puso al revés.
Eres un autor que viaja constantemente, ¿cómo ves la escena poética en las provincias?
Muy intensa, con buena calidad de poesía y narrativa, que se ve en los premios nacionales que van ganando constantemente ya hace décadas. Las editoriales también son una grata novedad, así ya no se depende de la capital. También es fructífero lo que se ve en los festivales que hay en las provincias, en las ferias de libro, en los blogs, etc. Hay también mayor comunicación, eso sí gracias a los medios tecnológicos, no solo dentro del Perú, también se articula con la poesía de otros países. En Puno, el trabajo de Darwin Bedoya, Walter Bedregal, por ejemplo. En Chiclayo, el grupo Signos, el Festival del Diantre. En Huancayo: la Feria del Libro, los Dosamarus. En Huánuco, en Cajamarca, los encuentros que hacen. En fin, el Perú tiene muchas voces, ya es hora de que esas voces se escuchen en todas partes por igual. Uno de los lastres de la colonia es el centralismo.
¿La poesía es un riesgo?, ¿qué te ha dado la poesía, qué le puede dar a los lectores, a nuestras vidas?
Como poeta, como creador, es un riesgo, no solo ante la escritura, pues uno avanza en la escritura de un poema como quien se acerca a un abismo. Uno no sabe de qué manera te va a transformar un poema o un libro que has escrito, has dejado parte o todo de tu "espíritu" o "alma" allí, a partir de entonces vienen más preguntas aun, preguntas que te impelen a ir hacia un adelante inexistente. Igualmente uno no sabe qué podrá ocurrirle al lector. No se trata solo de sintonizar bellamente, estéticamente con quien te lea. La poesía es un rayo, un flechazo, que puede entrar en uno y removerle la existencia. Esas cosas lo logran poetas como Pessoa o Eielson, por ejemplo. La poesía también me ha permitido viajes, conocer otras gentes, otras culturas. A partir de ello, ando escribiendo nuevos textos, con nuevas voces, ya no de alguien tan joven, ya no tan peruano quizás. Esos son mis nuevos proyectos en poesía y narrativa.