Fátima Buntinx ha perdido a su gato. Desapareció de
pronto y ella lo busca por todos los rincones de su casa. Eso ha variado
los planes: a esta hora de la mañana yo debería estar sentado con ella,
haciéndole preguntas y anotando cosas. Habrá que esperar.
«¡Momoooooo!», grita la niña mientras entra y sale de las habitaciones
arrastrando sobre el piso sus sayonaras, unas sayonaras que llaman la
atención por su color dorado. Fátima tiene diez años y el motivo de esta
visita es su debut en el cine, un debut que la ha convertido en una
minicelebridad en Lima, la engreída de los críticos y una de las
principales atracciones de los festivales a los que ha asistido.
Es posible que el alboroto tenga que ver con el personaje que
interpreta, un personaje fuera de lo común. En Las malas intenciones,
Fátima Buntinx es Cayetana de los Heros, una niña enigmática e
introvertida que tiene el sentido del humor de Merlina Adams —versión
Christina Ricci— y la malicia de Ana Torrent en Cría cuervos —el filme
de Carlos Saura donde la protagonista trata de envenenar a su tía con
leche y unos polvitos—. Las malas intenciones está ambientada en Lima,
en 1982, en pleno inicio de la guerra interna del Perú, con Sendero
Luminoso manifestándose en forma de bombas, apagones y perros muertos
colgados de postes de luz. En la película, la niña ha decidido morir el
mismo día en que nazca su hermanito menor.También mata a un canario
amarillo usando penicilina y dice cosas como: «Quieren un bebé nuevo
¿por qué? ¿Qué pasa con el viejo? ¿Ya no sirve porque tiene asma?».
«¿Cómo sabes que estás embarazada? ¿Y si es un tumor?». «Mamá, tengo
malas noticias: te vas a ir al infierno». Esta última línea, dicha por
Fátima Buntinx frente a un espejo, dejó fascinada a Rosario García
Montero, la directora y guionista: «Fue increíble, se veía muy fresca y
se acordaba de todo, era como si de verdad acabara de pensarlo», me dijo
hace unas semanas. Y sí, Fátima Buntinx ha sido muy convincente —ganó
el Colibrí de Oro a la mejor actriz en el Festival de Marsella—, y por
eso algunos se confunden al verla. Susana Torres, su madre, me lo
advirtió por teléfono: «Los periodistas piensan que Fátima es Cayetana y
esperan respuesta llenas de humor negro. Pero ella no es Cayetana,
¿okey?».
Más lectura y perfil completo vía Etiqueta Negra.
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