
Una de las gracias de “Asamblea portátil” es que no parte de ninguna intención bibliotecaria. El goce y la distracción, en palabras de Salvador Luis, fueron factores cardinales en la elaboración. Algunos de los relatos, como el estupendo “Gran tiburón blanco”, de Samuel Solleiro (España, 1982), parecen confirmar los términos del antólogo. Por lo pronto —como era previsible— el Boom ya no es uno de los referentes básicos. Ahora hay otros nombres: Roberto Bolaño, Enrique Vila-Matas, Rodrigo Rey Rosa, César Aira o Mario Bellatin.
Salvador Luis ofrece las directrices básicas: “Me interesaba, por un lado, seleccionar un conjunto variado, con más de una estética, trasatlántico, y de autores recientes. Todo eso se hizo contrastando este proyecto con antologías que aparecieron en los últimos dos años, porque no soy partidario de repetir muchos nombres o de hacer listas hegemónicas. Otro punto importante es que esta compilación es una muestra. No debemos mirar a estos autores como “los únicos autores iberoamericanos”... Más lectura vía El Comercio.
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