Augusto Rubio Acosta
La capacitación en cultura se ha convertido en
una necesidad estratégica no solo en nuestra ciudad sino en cualquier ciudad del
país, porque es esencial para la construcción de poder en el sector.
Fortaleciendo la capacidad de decisión cultural, los agentes culturales buscarán
aumentar su espacio de influencia, empoderamiento basado en el principio de la
autodeterminación cultural, objetivo al que aspiran particularmente las
minorías.
Las poblaciones autóctonas (hoy pasadas por alto
en todo el país) reclaman una devolución de poder a sus comunidades.
Pero para el acceso al mismo es clave la formulación y aplicación de medidas
concretas, que es tarea tanto del Estado como de la sociedad civil. En ese
sentido, solo la participación más amplia posible de todos los niveles de la
sociedad en la vida cultural garantiza una vida plenamente democrática.
Desde el punto de vista de la sociedad civil, de los
gestores culturales de la ciudad, el empoderamiento exige el acceso a la
información, así como a los canales de expresión, representación y corrección. Urge
informarse e informar, fortalecer y valorar las expresiones populares que
enriquecen nuestro acervo cultural, necesitamos ocupar y abrir espacios en el
territorio, en las administraciones y en los medios, integrar jurisdicciones,
incinerar los egos que dificultan todo entendimiento (y que en el sector
cultural de la región abundan), necesitamos generar hechos concretos y
enhebrar esfuerzos con otras áreas, para poder con el tiempo movilizar a toda
la comunidad.
La cultura es demasiado importante para una
sociedad como para dejarla en manos de una élite o una administración edil o
regional. Movilizar a la comunidad no significa juntar gente en recitales
masivos seudosubterráneos como los que de vez en cuando se registran en nuestra jurisdicción, sino involucrarla en aras de un proyecto común y propio del que sean
verdaderamente protagonistas. Esto solo se consigue estableciendo alianzas
estratégicas con otros sectores de la comunidad, para realizar proyectos
comunes en los que haya responsabilidad compartida, que es una forma del
reconocimiento mutuo.
Hay mucho por hacer en ese sentido.
Hay mucho por hacer en todo lo que significa cultura. Empecemos por capacitarnos.
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