jueves, 14 de febrero de 2013

Más allá de los ‘eventos de cultura'



Augusto Rubio Acosta

En nuestra región, pocos ciudadanos son conscientes de la necesidad de implementar políticas culturales, que a su vez desarrollen programas culturales y éstos a su vez proyectos culturales, los mismos que ejecuten eventos de cultura o ‘actividades culturales’ que -dicho sea de paso- en nuestra jurisdicción se realizan en considerable número, con diferentes resultados, pero siempre (evidencias sobran al respecto) sin saber adónde se dispara, adónde se va.

La siguiente fórmula o sucesión de términos es prácticamente desconocida para quienes de una u otra forma están vinculados al tema cultura en la jurisdicción en que vivimos: 

POLÍTICAS CULTURALES → PROGRAMAS CULTURALES → PROYECTOS CULTURALES → EVENTOS CULTURALES (ACTIVIDADES)

El proyecto cultural constituye entonces el tercer eslabón de esta cadena y tiene como misión generar un cambio, paliar necesidades que han sido detectadas en una fase anterior a su realización. Su fin es ese y debe tener capacidad transformadora. El evento en cambio responde a los objetivos del proyecto y debe estar a su servicio, no tiene sentido de forma aislada. 

En nuestra región abundan ‘eventos de cultura’ (muchos de ellos de dudosa calidad) que aparecen y desaparecen sin ningún objetivo concreto que no sea que el político, que permita a sus impulsores salir en alguna entrevista de televisión, y que no tienen ninguna capacidad transformadora ni responden a un plan de acción planificado. En ese sentido, los ‘eventos de cultura’ forman parte de la llamada espectacularización de la cultura, del endiosamiento de ciertos personajes y de ciertas formas culturales en detrimento del desarrollo de la comunidad. En nuestra jurisdicción el asunto empeora cuando hay quienes se consideran los ‘dioses y elegidos’ del sector, ciegos todos a lo que signifique pensamiento crítico y participación ciudadana. La sociedad tiene que empezar a preguntarse para qué se hacen las cosas y no sólo contabilizar las cosas que se hacen. Podríamos mencionar aquí festivales, conmemoraciones especiales y un sinfín de estos eventos que no generan cambios sociales pero que dan la sensación de que “se hacen cosas”.

Los ‘eventos de cultura’ en la ciudad son consecuencia de la ausencia de una política cultural. La ausencia de políticas culturales es una forma más de política cultural, si no intervenimos en ella estaremos también tomando partido, siendo cómplices del caos y la mediocridad en que vivimos.

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