Augusto Rubio Acosta
“Todos somos cómplices de los
canallas que nos manipulan; lo somos por incultura, por comodidad y por falta
de reacción”. Las palabras de Arturo Pérez Reverte, escritor y periodista
español, nos remiten a la sociedad dividida en la que sobrevivimos, una que está
cohabitada por quienes defienden sus valores sin tener en cuenta la realidad y
por los que gestionan la realidad sin tener valores.
La cita me ha venido a la mente a raíz de lo acontecido el último domingo en el auditorio de la Municipalidad Provincial del Santa, lugar adonde fui invitado para recibir la medalla de la ciudad y un reconocimiento público 'por el aporte al desarrollo cultural de Chimbote' como
escritor, activista cultural y periodista que soy, trabajo que he
podido realizar modesta y sostenidamente a lo largo de mi vida. La razón
por la cual me negué a recibir resolución y medalla
alguna, es obvia (lo dejé en claro vía Facebook) y también fue recogida en Poder público.
Sentimientos encontrados afloraron entonces de manera natural el último domingo, porque en ese
instante mi madre y mi hermano estaban presentes, porque abarrotaban el auditorio trabajadores culturales que merecen todo
mi respeto, ciudadanos y amigos de toda la vida, que asistieron
porque entienden que el esfuerzo cultural es importante y vital para el
auténtico desarrollo del puerto. A éstos últimos muchas gracias. A
quienes en la comuna propusieron el reconocimiento a este servidor,
también les agradezco aunque pueda sonar paradójico. No es posible mezclar
las cosas, manchar la vida cultural que uno ha tenido siempre, compartiendo
mesa, fotografías, discursos y notas de prensa con quienes representan
la indignidad y desgracia de mi ciudad y la región en que vivimos.
A propósito de todo esto, algunas reflexiones complementarias: ¿indignarse es suficiente en los tiempos que
corren? Creo que no. Estoy convencido que urge ser más inteligente en una sociedad que ya no
tiene un centro de decisiones que requiera un hombre providencial al mando. En
la medida que pretender controlar la sociedad es anticuado (porque es
incontrolable), se puede gobernar, que es otra cosa. En tiempos en que quien
gobierna no es quien impone sus ideas a una sociedad que controla, sino quien
articula lo que esa sociedad quiere, se necesita más que un médium de un líder.
Y aquí juega un rol central quien sepa convertir la inteligencia colectiva en
decisiones.
En ese sentido, respecto a lo que sucede en la vida política y cultural de Áncash, no basta quedarse en el análisis,
no es suficiente dar nuestro punto de vista respecto a una realidad crítica que
se ha ido distorsionando a lo largo de las últimas décadas en Chimbote -y
donde el periodismo y los medios de comunicación han cobrado una importancia
jamás pensada-, porque el profundo amor a la tierra que nos vio nacer necesita
de mucho más que eso: necesita de acción, perseverancia, de esa dosis que tanta
falta le hace al imaginario colectivo para poder transformarse en identidad, en
conocimiento sobre lo que fuimos, lo que somos, para saber qué seremos, qué
necesitamos alcanzar.
Indignarse no es suficiente, Chimbote, no basta. Tus
graves problemas nunca se solucionarán si apelamos solamente a ello. Es un paso
importante, es cierto, pero no alcanza. Articular, tomar el pulso a la ciudad,
mediar y decidir a partir del conocimiento y la verdad colectiva, suma,
enhebra, enriquece siempre. Pero necesitamos pasar a la acción. No lo olvidemos.
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