Augusto Rubio Acosta
El 1 de mayo, más que representar
un día festivo, representa para la mayoría de peruanos una serie de pesares
derivados del desempleo, el subempleo, las precarias condiciones de trabajo en
que sobrevive un gran porcentaje de la clase trabajadora, así como la
informalidad (disfrazada siempre bajo la etiqueta de ‘trabajo independiente’).
En el Perú, el sector informal supera
ampliamente al porcentaje de trabajadores formales. Los problemas derivados del
salario mínimo, la persecución de las grandes compañías a los sindicatos (violencia
antisindical) y la inestabilidad que ciertos regímenes laborales aplican en la
masa trabajadora, generan incertidumbre y zozobra en casi todos los ámbitos, debido a la
sensación de que nadie sabe hasta cuándo trabajará en la empresa de turno, a la
prácticamente nula presencia del Estado para defender derechos, y a la
necesidad de generarse más ingresos de cualquier forma e ingeniosas formas de autoempleo para poder subsistir.
Mientras las mejores condiciones
de trabajo en el Perú favorezcan sobre todo a los grandes empresarios y altos
funcionarios, el aumento de la pobreza está lejos de ser detenida. El consumo
interno ha aumentado en el país en los últimos años, pero
surge de pocas manos, precisamente de ese sector privilegiado que dispone de un
salario por encima del promedio y puede gastar en lo que desee.
La situación de la mujer, de los
jóvenes y niños que trabajan, es también alarmante y denigrante por decir lo
menos. El género femenino continúa siendo marginado de las jefaturas y percibe sueldos inferiores que los varones, los
jóvenes son los que más sufren a causa de un subempleo pobremente remunerado, y los menores de
edad explotados de muchas formas por gente inescrupulosa y hasta por sus
propios padres.
¿Con qué cara pueden los
trabajadores peruanos ‘celebrar’ el 1 de mayo? La fecha se presta únicamente
para la reflexión, para analizar cómo impedir el retroceso de los derechos laborales, cada vez más atropellados y en franco retroceso. Vallejo tuvo siempre
razón: ‘Hay hermanos, muchísimo que hacer’.
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