La muerte de Ernesto Sabato horada profundamente el espíritu de las letras españolas y universales del siglo XX. La partida de Sabato, ocurrida la madrugada de hoy, es una pérdida para el mundo, no sólo para el pequeño mundo de las letras. Hemos perdido a uno de los escritores más queridos y necesarios, un hombre que no era un simple engranaje, sino un hombre capaz de tocarnos el espíritu con su palabra, capaz de denunciar las atrocidades cuando todos callaban, un escritor comprometido con su gente, con su tiempo, con su país, con nuestras vidas. Observador profundo del hombre y de la realidad, Sabato criticó desde su juventud y hasta su vejez la banalidad del mundo y del hombre contemporáneo, a los cuales consideraba en crisis. Uno de sus últimos libros precisamente insistía en proponer una ética para salvaguardar lo esencial humano contra la maquinación generalizada del hombre. El nombre mismo del libro es su consigna: La resistencia.
Autor de novelas inolvidables como El túnel, Abadón el exterminador o Sobre héroes y tumbas, Sabato iba a recibir un homenaje este domingo en la Feria del Libro de Buenos Aires, en el marco del festejo de su cumpleaños número 100, el cual tendría lugar el 4 de junio próximo.
Nuestras vidas nunca fueron las mismas después de leer a Sabato y de constatar su posición ante la vida, la utopía, los derechos humanos, la literatura, la existencia. Qué honda pena nos embarga esta mañana. Se ha ido Sabato; adiós hermano, amigo, adiós maestro...
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