
Como en el caso del jam jazzístico, entre la producción del autor y su consumo público no median aquí el tiempo ni el espacio; ambas instancias son, en buena cuenta, simultáneas. Esto es lo nuevo.
Lo no tan nuevo es la figuración del escritor como centro del espectáculo. Cada vez más las imposiciones del márquetin convierten al creador literario en sujeto mediático, en atracción de ferias, desplazan los reflectores de los textos impresos a quienes los escriben... Más lectura de este texto de Abelardo Oquendo, vía La República.pe
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