
Cuando se ha vivido intensamente se recuerda como si fuese ayer. Y la memoria trabaja -a pesar del feriado- y el recuerdo aflora, quien sabe porque esta noche es Navidad. A esta altura de nuestras vidas ya no existen más las cálidas veladas de antaño, se han ido para siempre de nuestras vidas y en su seno se han abierto paso la evocación y el empeño de evocarlas con alegría. Éramos felices. Éramos niños y las velas, los dulces, el sorteo de regalos bajo el árbol de lucesitas tocaba y llenaba las fibras más íntimas de nuestras emociones. Así era entonces nuestra pequeña pero enorme dicha. Un árbol, un pesebre, animalitos de cerámica, villancicos en el tocadiscos y el nacimiento con todos los personajes que podíamos imaginar. De ese tamaño era la cena como también la dicha de montar bicicleta nueva en la Plaza 28 de Julio (que ilustra este post), de poseer un Boeing DC-8 a pilas y con luces (para volar alto, para llegar lejos) o de ser propietario de un tocadiscos personal, a pesar que el suscrito jamás se comía la ensalada (ni en la cena navideña siquiera, el muy necio)... A veces me he preguntado dónde estaba en ese tiempo mi soledad, dónde estaba la melancolía...
Es 24 de diciembre, son las seis de la tarde, esta noche es Navidad, y a pesar que este es un blog eminentemente cultural -mayormente literario, dicen- me tomo la licencia y este espacio para hablar de cosas importantes e imperecederas. Hoy vivimos otro tiempo, otra vida y otras emociones. Mucha gente se apena por estos días, por esta época, y es comprensible: hay tanta injusticia... Pero el suscrito ha llegado hasta aquí porque quería decir algunas cosas relacionadas con su mundo y pensaba -como siempre- solamente dejar fluir, sentarse al teclado y permitirse el libre albedrío que ha caracterizado a los grandes o pequeños emprendimientos escriturales y vitales que ha gestado a lo largo de su existencia. Pasaba por aquí (por aquí ando a veces). Quería desearles -again- una feliz Navidad, compartir con ustedes mi nostalgia, este brevísimo pedazo de mi existencia...
Feliz Navidad, Gucho, jueliz Navidad, hermano.
ResponderBorrar¡Y que viva la literatura peruana carajo!
Landeo
Grande, Gucho. Un abrazo por Navidad y éxitos en el futuro.
ResponderBorrarJorge R.Z.
Buena Guchowsky. Todos queremos regresar a la infancia. tú lo haces con la poesía. Gracias Marea..
ResponderBorrarJavier
¡Feliz Navidad -again- amigo! muy bueno tu post... Los tiempos definitivamente cambian y me parece también que disfrute más la navidad de niño que de adulto... Sin duda, la navidad es de los niños!! Saludos...
ResponderBorrarAsí es, gracias MAREA CULTURAL... y a todos los que te acompañan...
ResponderBorrarjesus jara.
muy bueno el artículo, es verdad hoy parece reinar solo la soledad y la melancolía, Tania
ResponderBorrarEs hora de almuerzo pero le robé unos minutos a la mesa para entrar a chequear Marea cultural (como cada día). FELIZ NAVIDAD.
ResponderBorrarSon los sinceros deseos de
Zu
GRACIAS MAREA, GRACIAS AUGUSTO. ESTE 2009 NSE VA PERO QUEDA EL RECUERDO DE UN AÑO ENORMEMENTE BUENO JUNTO A USTEDES LOS DE MAREA.
ResponderBorrarLARGA VIDA, BON VOYAGE
LAURA SOSA