La muerte siempre es ajena y, a veces, pero sólo a veces, consiste en una función biológica de los cuerpos amados. De los muertos amados, porque los demás se olvidan en la articulación de un pésame o en el remate de una noticia, nos quedan las menudencias que destrozan el corazón, el orden de los objetos en un cuarto cerrado, y nos queda cierto impulso, recóndito al principio, que confirma nuestros modos de acentuar una palabra, alzar la mano para componer un gesto o escoger, entre cientos, una perspectiva para la mirada. De los muertos apenas se avienen los rastros. Nada más. No balconean desde una nube ni recorren esferas innominadas ni aguardan con batas blancas el veredicto de un tribunal. Nadie va a ningún lado, todos somos parte de un mismo y único engrudo. Nuestros muertos son lo que somos, aunque vivir se trate, mayormente, de escurrirse a través de esa evidencia. Ahora que Mercedes Sosa está muerta y que los fastos necrológicos insisten en repetir las conjeturas de algún catecismo y machacan con la noción de eternidad, como si existiera certidumbre de cosa semejante, corresponde allanar las distancias: de los muertos nos separa una escasa milésima de segundo.
El canto es una potestad femenina que, salvo las excepciones a la regla (se me ocurren Carlos Gardel y Ney Matogrosso), los varones cultivaron con recato. En ese sentido, Mercedes Sosa fue una de las cantantes populares más grandiosas de la historia del mundo. Tal vez la última, por mero azar cronológico. En Argentina todavía no nos dimos palmaria cuenta, más allá de las aquiescencias de última hora, que siempre funcionan más como un pedido de disculpas que como una apuesta crítica. Sólo Ella Fitzgerald, Nina Simone, Amália Rodrigues, Edith Piaf o Elis Regina le son en rango comparables. Todas inventaron algo y todas discurrieron sobre su invento para, más tarde, comentar el origen con las heridas de la voz. Una sentida evocación vía Ñ.
Buen post, aunque cuando mencionas a las grandes, te olvidas de la Señora Isabel "Chabuca " Granda, reconocida voz latinoamericana.
ResponderBorrarSaludos