. . . nunca más fue el mismo
Cuando cumplió los trece / el alma de El Progreso / se apoderó de su aliento / ( a chocho molido y ají escabeche ) / humedeció su cabello con saliva / y se lanzó al viento / como su único destino / le dejó de temer / hasta al silencio de los orgasmos / en el hervor de los fumaderos / nunca / nunca más fue el mismo.
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