viernes, 7 de marzo de 2008

Mariátegui, con sus virtudes y limitaciones

Entrevista al escritor y periodista Ernesto Toledo Bruckmann, a propósito de su libro sobre el Amauta que se presenta este 18 de marzo en Chimbote

Augusto Rubio Acosta

La soleada mañana de marzo en el jirón Miró Quesada, en el centro de Lima, nos obliga a descansar en una fonda y apagar nuestra sed. Al frente tenemos a Ernesto Toledo Bruckmann, que recientemente publicó y presentó en Lima su libro Mariátegui y la música de su tiempo: cuatro ensayos históricos sobre la influencia musical en el Amauta (Editorial San Marcos, 2008). Esta es parte de la breve entrevista que sostuvimos con este joven autor peruano que el martes 18 de marzo próximo presenta su libro en el auditorio de la Universidad Privada San Pedro. El ingreso será libre, como es posible imaginar. Pero mejor dejemos que Ernesto hable y nos dé algunas pistas sobre su nuevo trabajo bibliográfico.

Ernesto, ¿Qué tan preocupado estuvo Mariátegui en la difusión de la música peruana y cómo se deja traslucir esto a través de Amauta y otras publicaciones?
La música no estaba entre sus prioridades, si de cultura hablamos; él reconoció sus limitaciones y permitió a intelectuales como Modesto Villavicencio, José Uriel García, María Huyese y Percy Gibson que se ocuparan de ello, priorizando todos ellos el carácter de clase social de los productores y consumidores de música.

¿Es justo el mote de eurocentrista que se le atañe a Mariàtegui cuando se valora su aporte y sus gustos en la difusión de la música peruana?
Es duro calificarlo de eurocentrista pero lo cierto es que sus gustos no eran los mismos que los de la clase obrera a la que defendía. Su condición de marxista y revolucionario no está en función a los ritmos escuchados pero sí en su capacidad para entender que la cultura en general es un factor importante en el desarrollo de los pueblos.

¿Cuando Mariàtegui aún no era marxista -o sea en su edad de piedra- escribía el Amauta sobre música?, ¿sobre qué música escribía?
Mariátegui, cuando escribía con el seudónimo de Juan Croniqueur, hacía crónicas sobre operas, operetas y zarzuelas, géneros de moda, aunque mayormente destacaba el ambiente de los teatros y la belleza física de las coupleteras de paso por Lima.

¿Cómo esperas que deba ser recibido e interpretado tu libro?
Como un aporte para conocer mejor a Mariátegui, un trabajo objetivo que busca destacar sus virtudes y limitaciones. Quiero desmitificar al Amauta, evitar sobredimensiones y verlo como un hombre de carne y hueso, sin seguirle el juego a quienes buscan desprestigiarlo.

¿Cuál es la imagen y la impresión que tienes de Chimbote y su cultura?
Chimbote es una plaza muy importante en la costa norte. Es la primera vez que estaciono en esta ciudad y sé de su cultura cosmopolita por mi amigo huarasino Omar Robles, además del escritor Ricardo Ayllón que es natural de ahí.

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