Diálogo con novelista francesa autora de “Fóllame” e indiscutible destroy-punk o ícono contracultural europeo
Tras la controversia provocada por "Fóllame", su primera novela, la autora ha logrado ampliar su público más allá del underground francés. Traducida a varios idiomas y reconocida como ícono contracultural europeo, habla sobre "Teoría King Kong", su nuevo libro de ensayos. "Hay que dinamitarlo todo", señaló Despentes a Patricio Jara, del Diario El Mercurio de Chile. Aquí, parte de la entrevista para los lectores de nuestro blog cultural.
La primera escena es el revés del canon: una mujer gigante acecha la ciudad encaramada en un rascacielo; es una criatura rubia, de vestido rojo escotado y labios gruesos que en su mano sostiene a un pequeño orangután que llora y grita de miedo.
La segunda escena, también: ahora la mujer y el orangután, que ha crecido y es tan gigante como ella, destruyen juntos la ciudad premunidos de macanas. Es un festival de apaleos; nadie se salva, o al menos eso se propone, en ambos casos, la puesta en práctica de Teoría King Kong, el explosivo libro de ensayos de la novelista francesa Virginie Despentes, que llega a las librerías nacionales, como se diría en la rimbombante jerga policial, arrastrando una estela de destrucción y muerte para todos los conceptos tradicionales del feminismo.
La autora, quien se ha ganado el apelativo de "la diva destroy-punk de las letras francesas", se dio a conocer con la novela Fóllame y el escándalo que provocó su versión cinematográfica. Ahora regresa para desplegar un ideario en las antípodas de la solemnidad del feminismo académico, a la vez que rompe la imagen de la Francia esplendorosa y romántica que vendió Cortázar en Rayuela.
Teoría King Kong plantea, en clave de guerrilla urbana, nuevos juicios a la influencia neoliberal y a la industria globalizada del sexo y del machismo como estribos de toda manifestación cultural. "No querer a las mujeres, cuando se es hombre, es una actitud. No querer a los hombres, cuando se es mujer, es una patología", apunta.
La autora, quien colaboró con la banda rock Placebo y escribió en Rock & Folk un memorable perfil sobre el líder de Motörhead, no viene del mundo burgués ni menos del universitario. Habla de la calle porque la conoce; habla de la prostitución porque ocasionalmente la ejerció y del mercado del porno, porque trabajó administrando una red telefónica del rubro previo a internet.
Por eso sus ensayos también valen como la trastienda de una realidad que fue capaz de novelar y de allí su autoridad moral; un proceso de combustión espontánea sustentado en la experiencia con la violación (Fóllame, 1994), con el mundo de los clubes nocturnos de Lyon donde fue bailarina (Perras sabias, 1996) y el terreno difuso que suma lo anterior mediante la impostura de dos hermanas (Lo bueno de verdad, 1998). Todo convergente en un relato, más que manidamente urbano, frontalmente hamponesco, sin matices ni demasiado amigo de los sentimentalismos. En los libros de Despentes, las mujeres furiosas saben disparar. Las sometidas y humilladas, tarde o temprano, también aprenderán.
"Hay hombres que están hechos para ocuparse del jardín, de la decoración interior y para llevar a los niños al parque; y mujeres con un cuerpo capaz de agujerear la cabeza de un mamut, de hacer ruido y de tender emboscadas", afirma, y luego remata: "No se trata de oponer las pequeñas ventajas de las mujeres a los pequeños derechos adquiridos de los hombres, sino de dinamitarlo todo".
Tambores en la jungla
Teoría King Kong le tardó dos años de apuntes y uno de escritura. El oficio adquirido redactando artículos de rock y la mantención de un blog durante una temporada fue el entrenamiento gradual para su paso desde la ficción a las ideas, si es que en su caso vale la diferencia. "Los temas también fueron graduales y se iniciaron en las conversaciones con Coralie (Trinh Thi, la ex actriz porno con quien codirigió Fóllame) y también con una adolescente hija de una amiga con la que viví un tiempo. Pero no fue simple, el ensayo da menos espacio para la ansiedad, porque sabes lo que quieres tratar y en qué marco te mueves, aunque, por otro lado, tienes menos libertad y más formalismos", dice la autora desde Barcelona, donde vive hace un año, empeñada en aprender español mientras afina los detalles de Bye bye Blondie, su segunda película, inspirada en su novela del mismo título.
"Será una punk-dike-love-story", adelanta.
-¿Cómo calzan los temas que tratas en tu libro con los intereses de las generaciones más jóvenes?
-La nuevas chicas francesas tienen otra mirada respecto de temas como la pornografía, la prostitución, el dinero y la violencia femenina. Ellas han crecido en un medio distinto al de mi adolescencia, pero no diría que es mejor. Lamentablemente, no puedo hablar por ellas. Sin embargo, me desalienta ver que los chicos sigan iguales. La mujer ha pasado por cuatro décadas de intensa reinvención y, mientras, los hombres siguen igual, incapaces de cualquier otra reacción que no sea "antes era mejor, antes era más fácil para nosotros". Son absolutamente pasivos acerca de su masculinidad y fácilmente victimizables por cualquier discurso feminista.
-¿Crees que "Teoría King Kong" puede ser leído de modo distinto ahora que tienen en el gobierno a una persona como Sarkozy?
-La indudable exclusión de Ségolène Royal como un "buen" candidato sólo evidencia lo difícil que sigue siendo para los periodistas franceses tratar a una mujer de la misma manera en que tratan a un hombre. Es gracioso pensar lo importante que fue para ellos subrayar que Ségolène Royal no podía ser Presidenta por ser tan estúpida e incompetente para el cargo... y creían que Sarkozy sí lo sería sólo porque tiene bolas. Qué divertido. Ahora sabemos que las pelotas no tienen nada que ver con el cerebro, pero tal vez sea un poco tarde.
-Tu narrativa tiene muchas referencias al underground, especialmente al punk, algo que para muchos es una moda pasajera, casi un pecado de juventud.
-Todo depende de cómo te hayas transformado en adulto. En mi caso, no he evolucionado mucho. El punk ha sido realmente importante para mí mientras era joven y cuando cumplí 25 pensé que estaba en el instante para dejarlo y convertirme en adulta, pero no fue así. Me di cuenta de que aún me era fácil entenderme con gente que supiera quién era Poison Ivy, lo que significa Crass Records o de qué hablan las letras de Suicidal Tendencies. Es una cultura muy fuerte y sirve para entender y sobrevivir en el tipo de mundo donde estamos.
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