Poeta Ricardo Ayllón regresa con “Un poco de aire en una boca impura”, su nuevo libro de poemas que se presenta en Chimbote este 13 de marzo en el Centro Cultural Centenario
“Un poco de aire en una boca impura” es el tercer libro de poesía de Ricardo Ayllón, el cual está dividido en cuatro secciones: 1. En la bahía; 2. Instrucciones par tu delirio; 3. Crónica del guardián del piélago y 4. Cuaderno de obcecaciones. La primera y tercera secciones guardan estrecha relación pues tienen que ver directamente con la convivencia hombre-mar.
En el primer caso, se trata de una mitología concebida por el autor en la cual recrea líricamente la historia de una trepidante y dolida amistad desarrollada en “la bahía”, espacio surgido del imaginario de Ayllón que (como refiere Julio Heredia en el prólogo del libro) puede tratarse del puerto de Chimbote, tierra natal del poeta.
En la tercera sección, el autor le confiere personalidad al mar para referirse a éste como un personaje digno de una crónica de vida; la técnica, aquí, combina poemas en verso y en prosa, logrando un sugestivo contrapunto escritural. Instrucciones para tu delirio, la segunda sección, constituye no otra cosa que un “manual para amar”, son poemas escritos en segunda persona dirigidos al ser amado, llegando a posibilidades temáticas extremas como el olvido. Y en la cuarta y última sección, Cuaderno de obcecaciones, quizá la más personal del autor, éste toma como pretexto tópicos disímiles como el insomnio, dios y la familia para abordar desvelos personales que pueden leerse como una secuencia existencial del resto del libro.
En palabras de la poeta Gloria Mendoza Borda, este nuevo libro de Ayllón “es una muestra que juega entre la poesía y la narrativa introduciéndonos en un mundo mágico con una incesante pasión por llevarnos a la mano turbada del mar y sus misterios”.
“En cada libro, el poeta está más seguro desde nuestra lengua castellana, marcando fuertemente la aparición de una nueva literatura para una nueva historia donde su talento expresa nuestro mestizaje con identidad y estudio. Inserto en este mundo globalizado, Ricardo Ayllón sabe lo que busca. Mete las manos en el mar, recoge estrellas y suele construir enigmáticas islas donde la palabra está hecha de agua y encanto. En esta búsqueda hay un equilibrio que se manifiesta en una delimitación intuitiva y con sonido en todos sus textos, creados con una coloración de quietud como en un cuadro de Kandinsky”.
Mendoza Borda asegura que los textos de Ricardo tienen perdurabilidad y trascendencia en cualquier espacio y tiempo. Su voz lúdica pareciera surgir de bosques poblados de luciérnagas porque el ser humano necesita de un poco de aire puro luego de una supervivencia en las grandes urbes donde el aire y la boca son impuros”.
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