La mediocridad de la mayor parte de la prensa deportiva peruana es algo que siempre nos ha indignado. Para ciertos periodistas la escena deportiva se reduce a veintidós inútiles tras un balón, a los resultados de las copas europeas y las grandes ligas sudamericanas, pues nuestro triste campeonato descentralizado solo les sirve para exaltar las “virtudes” de nuestros futbolistas, para recoger “declaraciones” de jugadores fracasados -que nunca pisaron ni pisarán un mundial- y que ahora –sorpresivamente- “presionan” en los medios pretendiendo subirse al carro de Markarián a última hora, entrar a la selección nacional de fútbol por la ventana. Lo vemos a diario. Basta revisar las deportivas de la semana que pasó (en realidad el fenómeno se viene dando desde la última Copa América, en que contra todo pronóstico nos fue regular, no bien) para comprobar lo que declaran los “Solanos”, las opiniones de una serie de personajes que en algún momento vistieron la camiseta de la selección y solo nos dieron fracasos, mayúsculas vergüenzas.
Cierta prensa deportiva le da espacio a los mediocres (¿por qué será, qué intereses oscuros existirán detrás?) y olvida que el deporte de las ligas menores está abandonado y es el más importante, el que necesitamos visibilizar, potenciar y defender. ¿Por qué nuestra prensa deportiva no denuncia las mafias existentes en el fútbol?, ¿por qué cuando hay violencia y muerte en los estadios los titulares exaltan el resultado del clásico?, ¿tanto les importa vender un ejemplar?, ¿no interesan, no existen el ajedrez, el frontón, el tiro, el ciclismo, los deportes paraolímpicos?
En nuestro país basta asomarse a la realidad del deporte en los pueblos jóvenes para constatar los terrales y las condiciones lamentables donde juegan sin zapatos nuestros verdaderos cracks, basta pisar los barrios y colegios más humildes para ver en qué condiciones practican el voleibol nuestras auténticas matadoras. Las verdaderas noticias deportivas están en la periferia, no en las grandes ligas donde todo se mueve al ritmo de los empresarios deportivos, los “sponsor” y las mafias dirigenciales que todo lo corrompen, todo lo nublan. Esta tarde juega la selección peruana de fútbol en Santiago de Chile y el país vibrará estamos seguros. Aquí en el blog no seremos indiferentes a lo que ello significa, pero estaremos pensando en las pocas o nulas oportunidades que tienen los sacrificados deportistas de otras disciplinas donde se han conseguido siempre más logros, más medallas, más orgullo nacional. El rol de los comunicadores siempre será trascendente en el desarrollo de nuestra sociedad, no es falacia; no lo olvidemos.
Cierta prensa deportiva le da espacio a los mediocres (¿por qué será, qué intereses oscuros existirán detrás?) y olvida que el deporte de las ligas menores está abandonado y es el más importante, el que necesitamos visibilizar, potenciar y defender. ¿Por qué nuestra prensa deportiva no denuncia las mafias existentes en el fútbol?, ¿por qué cuando hay violencia y muerte en los estadios los titulares exaltan el resultado del clásico?, ¿tanto les importa vender un ejemplar?, ¿no interesan, no existen el ajedrez, el frontón, el tiro, el ciclismo, los deportes paraolímpicos?
En nuestro país basta asomarse a la realidad del deporte en los pueblos jóvenes para constatar los terrales y las condiciones lamentables donde juegan sin zapatos nuestros verdaderos cracks, basta pisar los barrios y colegios más humildes para ver en qué condiciones practican el voleibol nuestras auténticas matadoras. Las verdaderas noticias deportivas están en la periferia, no en las grandes ligas donde todo se mueve al ritmo de los empresarios deportivos, los “sponsor” y las mafias dirigenciales que todo lo corrompen, todo lo nublan. Esta tarde juega la selección peruana de fútbol en Santiago de Chile y el país vibrará estamos seguros. Aquí en el blog no seremos indiferentes a lo que ello significa, pero estaremos pensando en las pocas o nulas oportunidades que tienen los sacrificados deportistas de otras disciplinas donde se han conseguido siempre más logros, más medallas, más orgullo nacional. El rol de los comunicadores siempre será trascendente en el desarrollo de nuestra sociedad, no es falacia; no lo olvidemos.
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