Para empezar, la primera estrofa del Himno Nacional que ayer fue suprimida por la sexta durante la ceremonia oficial en el Congreso, aunque polémicamente apócrifa (habrá que revisitar la historia), representa el sentimiento patriótico, el espíritu del país en que vivimos, la tradición popular que hay que respetar, y eso está por encima de la invocación subliminal al pesimismo o al añoso síntoma de derrota que nos persigue por culpa de quienes como García y el gobierno que conduce alientan la polarización de los peruanos a través de una errada política económica, represión e impunidad.
Hablar de nueve regiones del país "libres de anafabetismo" (porque así lo dicen dos encuestadoras de dudosa credibilidad) es irresponsable y demagógico de parte del Presidente de la República, en tanto es imposible demostrarlo. Sin embargo, reflexionamos a través de algunas preguntas elementales: ¿Y el analfabetismo funcional en el Perú? ¿Y los peruanos que saben leer y escribir (hasta cierto punto y sólo en su lenguaje nativo) pero son incapaces de resolver de una manera adecuada tareas necesarias en la vida cotidiana como -por ejemplo- rellenar una solicitud para un puesto de trabajo, entender un contrato, seguir instrucciones escritas, leer un artículo en un diario, interpretar las señales de tránsito o consultar un diccionario? ¿Y los peruanos limitados seriamente para interactuar con las tecnologías de la información y la comunicación, los que son incapaces de usar una computadora, trabajar con un procesador de texto, una hoja de cálculo, utilizar un navegador web o un teléfono móvil de manera eficiente?... ¿De qué le sirve a un peruano salir del "analfabetismo" que tanto pregona García, si finalmente lo seguirá siendo funcionalmente y le será imposible acceder a las imprescindibles condiciones de vida que exige el mundo contemporáneo?
Nos referiremos también aquí a la evaluación y capacitación docente: falacia y mero trámite burocrático que estamos seguros sólo ha servido para maniatar a quienes como docentes no se repetan a sí mismos y venden su conciencia en aras de un supuesto "prestigio" ingresando con nota superior a 14 en la llamada "carrera pública magisterial". Lo que afirmamos aquí no necesita mayor demostración: la enorme mayoría de profesores en las escuelas del Perú son concientes de sus enormes limitaciones cognitivas y pedagógicas, saben que si finalmente "se alinearon" con el Estado lo hicieron para acceder al monstruo burocrático peruano que jamás les exigirá calidad de enseñanza y les permitirá un ingreso económico exiguo -pero fijo- con el cual se conformarán el resto de sus días. Más profesores en la carrera pública magisterial no es mejor calidad de enseñanza para los peruanos porque no hay filtros adecuados que aseguren una verdadera meritocracia ni justicia para quienes de verdad son docentes en todo el sentido de la palabra y sienten el llamado del país y de su niñez ansiosa de surgir mediante la educación.
Las cifras que ha dado García en cuanto a comprensión lectora y razonamiento lógico matemático son sólo eso: cifras que naufragan en el mar del analfabetismo funcional en que estamos sumidos (y a eso nos hemos referido líneas arriba). La entrega de libros, uniformes y lap tops a los estudiantes de diversas regiones, la construcción de colegios y reparación de aulas a lo largo del país, la implementación de créditos a los maestros, no son logros del gobierno sino una obligación del Estado (para eso pagamos impuestos) que debería dar verguenza divulgar en tanto se colige que antes no se había venido realizando. Y aquí nos detenemos a reflexionar sobre los ciertos contenidos sumamente cuestionables de los textos escolares que reparte el gobierno (otra vez la necesidad de un filtro que asegure calidad y veracidad de conocimientos).
García anunció asimismo la construcción y entrega antes de finalizar su régimen, del edificio del Teatro Nacional, de la nueva sede del Ministerio de Educación y del Archivo Histórico Nacional, así como se refirió brevemente a la conmemoración del Bicentenario de la Independencia y a la reciente creación del Ministerio de Cultura, al cual ya nos hemos referido antes en este blog.
Podríamos analizar uno a uno los diversos temas abordados u omitidos en el mensaje presidencial, pero preferimos citar aquí los que más nos incumben, los que más nos tocan, por tratarse de asuntos que tienen que ver con nuestra forma de vida, con nuestra manera de entender el mundo, con la necesidad de justicia que abrigamos los peruanos libres que todavía existimos y creemos que el Perú merece otro destino.
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