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Las ochenta fotografías roban "momentos sagrados", como Ginsberg decía, desde el grito de una juventud dorada, como la expresión de Kerouac imitando una cara "a lo Dostoievski", a una vejez atormentada, en el último día que el escritor de "On the road" visitó el apartamento del poeta antes de morir. Ginsberg fue el mayor promotor de aquel grupo de artistas bohemios que se acogió a las ideas de su provocador "Aullido", el poema síntesis de su crítica a una cultura carcomida y que llevó a su editor ante el juez por la "obscenidad" de la obra. Pero al mismo tiempo que sus ideas inspiraban a una generación que corrompió la moral puritana y conformista de la década de los cincuenta de Estados Unidos, Ginsberg se convirtió, sin pretenderlo, en su mejor retratista. (La nota completa vía epa)
Gracias por la nota sobre Kerouac,Gucho. Kerouac siempre presente con su prosa espontánea.
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