Miguel Ildefonso
Luego de una visita a Chimbote, en donde di lectura junto a Jorge Terán, que presentaba su revista Lhymen número 5, y después de haber gozado con La Santa Sede , narrativa erótica de Chimbote, de Río Santa Editores (que incluye a destacados autores como Fernando Cueto), y de haberme enterado de cómo fue su presentación en el mítico burdel Tres Cabezas, cuyas fotos y crónicas están para el paladar en la revista Los Zorros número 7, que dirige Jaime Guzmán Aranda y Augusto Rubio Acosta; luego de ese ojedeano-arguedeano-verdepastel viaje hice otro no menos esperado.
Llegué al VII Encuentro Nacional de Escritores “Manuel Jesús Baquerizo” (5-8 de noviembre) en la ciudad de Huamanga, con la participación de reconocidos escritores como Oswaldo Reynoso y José Luis Ayala. También asistieron novísimos autores, tal es el caso del sanmarquino Lenin Solano Ambía (Lima, 1983), quien me obsequió su libro de relatos Carta a una mujer ausente: “…no pude dormir, estaba feliz, nervioso y ansioso por tocarla. Sin embargo, no debía desesperarme, la tendría el resto de mi vida y no quería ahuyentarla ahora. Amaneció. Salimos a las cinco y treinta de la mañana, muy nerviosos, mirando a todos lados. Tomamos un carro que nos dejaba a una cuadra de la agencia de Yerbateros. Apenas bajamos vimos mucha gente por los alrededores. Uno de los interprovinciales tenía una hoja pegada en su ventana donde decía ocho soles. El precio nos pareció cómodo y subimos apresurados y felices. Nos sentamos en la parte media del carro. Nuestros corazones latían apresurados y nuestras risas eran de felicidad y nerviosismo. La abracé fuertemente y dejé las mochilas en la parte alta. El carro encendió su motor y ahora sabía que con ese sonido de motor arrancando, empezábamos nuestra nueva vida.”
(...) “Ahora veo tu sombra/ rosadamente turbia/ destrozada entre los rieles/ invadido por la droga del silencio/ los pájaros te gozan los sembríos/ y digo/ con toda la furia de saberte extraño/ que no es la hora de Rimbaud/ es el tiempo/ de engendrar la flor necesaria/ Lucho Hernández/ mi amigo inconfesable”. Lucho Hernández I.M. de Jorge Luis Roncal.
(...) Luego llegué a Huanta, me metí al mercado que olía a jazmines, violetas, geranios y margaritas, y quise comprarle hojitas de coca a una mujer sentada entre otras mujeres, pero no aceptó mi dinero. Solo era para trueque. Más tarde en la plazuela de Huanta, amarillito amarilleando, cogí el relato Destino de Vidal Navarro (“escritor representativo de la narrativa ayacuchana” nos dice Félix Gutiérrez Huamaní), que aquí transcribo un toke: “Al rato, la gente les concentraba en el cabildowasi del panteón, revolcándose en la tierra; jugando a momentos o sentados como gentiles en el poyo de los deudos, esperaban no sé a quién. Estamos cuidando la casa de mi mamá, contestaban a los vecinos que se asomaban. No volvían a comer el mote que les dejaba tu papá, no obedecían a la gente que venía a ofrecerles trozos de chankaka, pedacitos de queso. Aquí es la casa de nuestra mamá. Se aferraban. Lloraban a gritos si querían sacarlos a fuerza.// Recién cuando el sol se amostachaba, pintándose de rojo en las lomas de Sankis Muqu, no sé si de pena o no sé si de hambre, les escuchábamos llevar sus pasos por José María Gamboa. El escándalo de los chiwakus, el jolgorio de los jachanchurros se apagaban. Las piedras del camino, los arrayanes y los molles, al oírles, entristecidos se abrazaban al viento y murmuraban”.
Por Cinco Esquinas me fui yendo, amarillito amarilleando, pero quise volver al mercado, supe qué podría darle a la mujer con sombrero negro y flores de plástico, que hablaba solo quechua, que no aceptaba mi dinero, que no entendía mi castellano de Apolo en Lima, para que ella me de sus hojitas de coca. Lo supe de pronto, y ya solo quise volver corriendo… Y corriendo estoy.
* La foto es de Dalia Espino.
yo no estuve cuando vino ildefonoso a chimbote pero he leido sus ciudades fantasmas. buena poesía tío...
ResponderBorrar¿qué es la santa cede? hablen ps.
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