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Fogwill nos dejó el fin de semana que pasó y ha dejado tristes a sus lectores. Vuelvo a abrir "Muchacha punk" y muchas cosas me vienen de nuevo a la cabeza: el momento en que leí el libro por primera vez (allá en la Biblioteca de El Olivar de San Isidro), la magnífica impresión que me dejó su lenguaje y manejo narrativo, la honda sensibilidad y transformadora realidad que nos presenta. Abro el libro y la palabra de Fogwill fluye:
"En diciembre de 1978 hice el amor con una muchacha punk. Decir "hice el amor" es un decir, porque el amor ya estaba hecho antes de mi llegada a Londres y aquello que ella y yo hicimos, ese montón de cosas que "hicimos" ella y yo, no eran el amor y ni siquiera –me atrevería hoy a demostrarlo–, eran un amor: eran eso y sólo eso eran. Lo que interesa en esta historia es que la muchacha punk y yo nos "acostamos juntos..."
Adiós, maestro.
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