Hay quienes recuerdan a Fogwill como el imprecindible autor argentino de las últimas generaciones, quienes recuerdan su notable escritura y el estilo que pegaba directo en nuestra sensibilidad, hay quienes recuerdan sus magistrales conferencias, sus libros, el que haya sido el motor constante de la literatura bonaerense. Nosotros lo recordamos por "Muchacha punk", su libro recopilatorio de cuentos escritos entre 1978 y 1997, volumen donde se encara directa o subrepticiamente la última dictadura militar argentina.
Fogwill nos dejó el fin de semana que pasó y ha dejado tristes a sus lectores. Vuelvo a abrir "Muchacha punk" y muchas cosas me vienen de nuevo a la cabeza: el momento en que leí el libro por primera vez (allá en la Biblioteca de El Olivar de San Isidro), la magnífica impresión que me dejó su lenguaje y manejo narrativo, la honda sensibilidad y transformadora realidad que nos presenta. Abro el libro y la palabra de Fogwill fluye:
"En diciembre de 1978 hice el amor con una muchacha punk. Decir "hice el amor" es un decir, porque el amor ya estaba hecho antes de mi llegada a Londres y aquello que ella y yo hicimos, ese montón de cosas que "hicimos" ella y yo, no eran el amor y ni siquiera –me atrevería hoy a demostrarlo–, eran un amor: eran eso y sólo eso eran. Lo que interesa en esta historia es que la muchacha punk y yo nos "acostamos juntos..."
Adiós, maestro.
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