miércoles, 3 de octubre de 2007

Chispi y su estrella fugaz *


...a pesar de las madres
todo niño está abandonado
sobre la vastedad
de una tierra callada


Habitó entre nosotros / José Watanabe

Augusto Rubio Acosta

De todas las “ñiñas” que por ese tiempo habitaron Ramal Playa, hubo una por la que tuve siempre un cariño especial .Sería porque desde que llegué se supo ganar mi confianza, tal vez porque era buena, dulce y bonita. Conocí a Chispi cuando era muy pequeña y aún no podía andar. Su madre la ataba a un viejo mueble de junco para que la deje hacer las cosas. Por entonces Adriano aún no se marchaba, todo estaba bien, éramos felices en esa tierra nueva.

Cuando papá se fue ya las cosas habían cambiado mucho, la pesca se alejó del mar de Chimbote y las vedas se hicieron interminables en las miradas de los hombres de mar.
Entonces, la crisis arrastró a las familias de la zona a la desesperación, a la miseria extrema.

Chispi fingía que a ella no le afectaba sobremanera la ausencia paterna. Lloraba a solas por las noches abrazada a su pollo de peluche, pidiéndole deseos al Señor, deseando que papá regrese. ¡ Cómo extrañaba Chispi a su papi ! , lo quería mucho. A veces nos preguntábamos si papá seguía “femito”. Lo habíamos visto muy “femito” antes de irse, lo vimos toser muchas veces, vomitar feo y escupir afuera, en el desmonte frente a casa. ¿ Estaría “femo” todavía ?, ¿Se habría sanado ya ?... Por las noches Chispi oraba y le pedía al Cristo Morado que nunca se olvidé de su padre, que papá era bueno sino que un poco “amago”, que lo cuide y vuelva pronto porque mamá estaba sola y lloraba por las noches cuando se iba a dormir.

Seguro fue Diosito el que mandó una noche de luna a la estrella Andova, a casa, a despertar a Chispi. Quería seguro amenguar su tristeza, hablar con ella.

- Hola Chispi, soy yo, Andova, tu estrella fugaz. He venido a conversar, a ver si podemos ser buenas amigas...

- ¿ Andova ?...¿ Quién eres ? – preguntó –

- No temas Chispi, a partir de ahora no estarás sola, yo te voy a acompañar. Cuando quieras verme en las noches, sólo fíjate en el cielo por el hoyo del techo. Mira al infinito, en lo profundo, concéntrate en lo que más quieres y me verás cruzar rauda el espacio, veloz, fugaz como soy. Entonces, cuando duermas, llegaré...

Desde entonces Andova cuidaba mucho a su nueva amiga. Mientras había luz solar no se podían ver, sin embargo, cada cual sabía que la otra estaba ahí, que sólo era cuestión de esperar que la noche caiga para que la pequeña se eche a mirar el cielo, atenta. A Chispi la veía jugar el día entero con el pollo de peluche que encontramos en la basura, cerca de la posta médica. La veíamos divertirse persiguiendo a los gatos pequeños de la casa: Sombrita y Resucitado. Conmigo jugaba poco, seguro porque era algo mayor y ella intuía que no estaba para esas cosas. A Ricura, la pobre perra, las pulgas se la comían de a pocos y por eso no la dejaban acercarse, la tenían amarrada en el corral del fondo, al costado del pozo ciego.

Por las noches, mientras mamá dormía, Andova y la “ñiña” hablaban...Pero papá vendrá, él dijo que vendría. Demoraría claro, porque el país de los gringos está lejos, pero volverá a casa. A Ramal Playa...

Un día Chispi oyó en la radio que los peruanos no valen nada en el país de los gringos, que cuando la policía los coge los meten presos, les pegan y los devuelven al país como cualquier animal. ¿ Por qué los gringos eran así ? , ¿ Por qué ser tan malos con los papis que se van a trabajar ?... Chispi no entendía, el mundo adulto era tan complejo. Sólo rezaba temprano, le pedía a Dios que conceda fuerzas a mamá, salud para papá y que pronto estén todos juntos de nuevo. Encendía velitas a la Virgen, a Andova le pedía deseos en muchos casos irrealizables: que el mundo cambie, que haya paz en el Perú, que pongan agua y desagüe en Ramal Playa, que hagan pistas...

¿ Cómo decirle a la criatura la verdad ? – pensaba Andova, pensaba yo -. Tampoco podíamos seguir con la mentura porque no era bueno; el tiempo pasaba y sólo complicaba las cosas. Y Chispi: “ Papá no viene, ¿ Qué pasa ?... ¿ Cuándo vendrá papá ?... ”

Una mañana, después de muchos días de solicitar deseos, llegaron obreros de uniforme azul y enormes monstruos amarillos de metal a Ramal Playa. Con los días el asfalto se abrió paso demoliendo casas mal ubicadas que interrumpían el tramo. La gente del barrio estaba feliz. El rancho de Adriano, nuestra casa, quedó entonces en esquina, al borde de la nueva pista.

“Los tiempos cambiarán – decía mamá – hay que tener paciencia. Volverán los peces a
nuestro mar, seguro. Molerán las fábricas, se alzarán los humos, la gente de Ramal volverá al trabajo, sí. En Chimbote volverán a apestar las calles y avenidas, todo estará bien. Quizá para entonces tú ya no estés con nosotros Gaucho, ¿ Cómo será ?... Tú que siempre has sido tan bueno y noble, tan fiel. ¿ Recuerdas cómo fue que llegaste ?. Te trajo mamá de Chiclayo cuando eras muy pequeño. Tú has visto cómo hemos vivido, el hambre que hemos pasado, como se transformaron estos ranchos de banderitas peruanas poco a poco. El día que llegamos con Adriano, todo esto eran chacras y pantanos...” . Quise decirle a mamá que la quería mucho, que ya era tiempo de contarle a Chispi lo de papá, que hoy mismo por la noche me pensaba marchar.

Andova, amiga, dile a la “ñiña” que su padre murió hace mucho, yo no me atrevo. Que lo del viaje lo inventamos para no herirla, que la pobreza y en hambre se lo llevaron de Ramal Playa, de nuestras vidas. Dile que me voy, que ha llegado mi hora. Que así es la vida para nosotros, corta, que no existe eso de las siete vidas y cuando llega la hora de morir nos vamos lejos, para que no sufran aquellos que nos aman. Dile también que la quiero mucho, que nunca la olvidaré, que ahora quedan mis hijos: Sombrita y Resucitado, para que jueguen con ella. Que se porte bien y estudie mucho. En el cielo te quedas tú y su padre para que no se sienta sola, en casa mamá sabe que nunca, que jamás podré olvidarlos.

* Tomado del volumen de narrativa Avenida indiferencia (Altazor Editores, Lima, 2005)

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

only write