Augusto Rubio Acosta
Le cambiaron el nombre al hambre
por el de austeridad
jamás se ensuciaron las manos
ni asesinaron a inocente alguno
se limitaron a aplaudir el espectáculo
a predicar su religión
( monetaria )
e insulsa
y a camuflar sus bajezas
en la filantropía.
Galeano amaneció en el jirón Los Andes
recordando que la fiesta es para pocos
saboreó una patasca
en el comedor de El Cojudito
aprehendiéndolo todo
ellos
( muchachos )
pueden más que nosotros
( por ahora )
más que reyes presidentes mariscales
y que cualquier Papa de Roma
en el altar de sus altares
se cocinan nuestras muertes
¿quién hace sonar entonces
nuestra campana de palo?
¿quién recoge nuestro grito
por una nueva existencia?...
El visitante dejó una carta
( abierta )
para leerla a nuestros hijos
por las venas abiertas circula
la fe intranquila de nuestros días.
Oh Galeano
soli causa
versus facere en la punta
de la lengua
muñecos de año nuevo arden
al final de nuestra calle
en El Progre todos afirman:
regresarás vencedor de tus batallas.
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