Cuando supo que Trilce había nacido en el mayor vacío y asumió por completo la responsabilidad de su estética, el poeta sintió gravitar sobre sí una hasta entonces desconocida obligación sacratísima, de hombre y de artista: ¡La de ser Libre! El poeta de todos entendió que si no iba a ser libre en ese instante no lo sería jamás. Sintió que el arco de su frente ganó su más imperativa fuerza de heroicidad, se dio en la forma más libre que pudo y reconoció que era su mejor cosecha artística. (...) ¡Dios sabe cuánto sufrió para que el ritmo no traspasara esa libertad y cayera en libertinaje! ¡Dios sabe hasta qué bordes espeluznantes se asomó, colmado de miedo, temeroso de que todo se vaya a morir a fondo para que su pobre ánima permanezca viva!.
Es domingo en Chimbote y estamos leyendo Trilce, el revolucionario poemario que pulverizó las normas estéticas, retóricas y libro mayor de la vanguardia. Es domingo y posteamos esta fotografía de Nadia Rain captada en el boulevard de nuestro puerto, un homenaje a la memoria del poeta de Santiago de Chuco, testimonio flagrante de que su poesía vive -de extraordinaria forma- entre nosotros.
Es domingo en Chimbote y estamos leyendo Trilce, el revolucionario poemario que pulverizó las normas estéticas, retóricas y libro mayor de la vanguardia. Es domingo y posteamos esta fotografía de Nadia Rain captada en el boulevard de nuestro puerto, un homenaje a la memoria del poeta de Santiago de Chuco, testimonio flagrante de que su poesía vive -de extraordinaria forma- entre nosotros.
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