Hace un par de semanas volví a encontrar a Fernando Cueto en un evento literario. El ex decano del Colegio de Abogados del Santa, y a su vez destacado novelista, leyó algunos poemas inéditos en el marco del ciclo de recitales “Poesía de miércoles” que presenta el Chaska Rock Bar, de Trujillo. Conversamos de lo de siempre (libros, escritura), nos tomamos un café en el ex Hotel El Arco, de la esquina de Orbegoso con San Martín (casona donde hace noventa años vivió Vallejo), compartimos luego la mesa de honor de la velada cultural y nos escuchamos hablar en público, leer poesía.
Volví a ver a Cueto después de cierto tiempo. En el taxi, mientras merodeábamos el centro histórico de Trujillo, lo escuché referirse brevemente al incidente policial que terminó con su renuncia al Colegio de Abogados; en ese instante quise manifestarle mi solidaridad y la impresión que me dejó el asunto, pero no fue posible debido a lo prolongado de la jornada poética, a la premura del tiempo y al afán por regresar al puerto, a nuestra caótica ciudad.
La prensa y los medios de comunicación creen tener más poder que el que realmente detentan, Fernando, buscan convertirse en protagonistas y jueces de la cosa pública y en muchas ocasiones (como el caso que te tocó experimentar) la desvirtúan convirtiéndola en espectáculo. La prensa de Chimbote se reclama libre y desprejuiciada, pero es incapaz de enjuiciarse a sí misma; en tu caso exageró el hecho y perdió el sentido noticioso del mismo, y todo a cambio de más ventas, más dinero.
Nunca es tarde para decir lo que uno piensa sobre la prensa y el sensacionalismo, una de las formas más bajas de ofender y maltratar al ciudadano. Ojalá el periodismo le dedicara la portada a lo que verdaderamente es importante para la evolución civil de nuestra ciudad, del país. Ya conversamos, Fernando; a ver si uno de estos días te timbro y hablamos un tanto de las cosas que nos enervan, que nos hacen miserables, que nos mantienen con vida.
Volví a ver a Cueto después de cierto tiempo. En el taxi, mientras merodeábamos el centro histórico de Trujillo, lo escuché referirse brevemente al incidente policial que terminó con su renuncia al Colegio de Abogados; en ese instante quise manifestarle mi solidaridad y la impresión que me dejó el asunto, pero no fue posible debido a lo prolongado de la jornada poética, a la premura del tiempo y al afán por regresar al puerto, a nuestra caótica ciudad.
La prensa y los medios de comunicación creen tener más poder que el que realmente detentan, Fernando, buscan convertirse en protagonistas y jueces de la cosa pública y en muchas ocasiones (como el caso que te tocó experimentar) la desvirtúan convirtiéndola en espectáculo. La prensa de Chimbote se reclama libre y desprejuiciada, pero es incapaz de enjuiciarse a sí misma; en tu caso exageró el hecho y perdió el sentido noticioso del mismo, y todo a cambio de más ventas, más dinero.
Nunca es tarde para decir lo que uno piensa sobre la prensa y el sensacionalismo, una de las formas más bajas de ofender y maltratar al ciudadano. Ojalá el periodismo le dedicara la portada a lo que verdaderamente es importante para la evolución civil de nuestra ciudad, del país. Ya conversamos, Fernando; a ver si uno de estos días te timbro y hablamos un tanto de las cosas que nos enervan, que nos hacen miserables, que nos mantienen con vida.
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