Luego de una semana distinta, absolutamente intensa, volvemos con el rumor de las olas en la noche de Chimbote que nos conoce, nos manya, también nos frustra... Volvemos para dejar este post referido al centenario del nacimiento de Martín Adán. ¿Pero qué puede decirse de alguien como este poeta, si casi todo ha sido dicho? En todo caso su obra literaria habla por él. Habla su azarosa existencia -a salto de mata entre la bohemia y la celebridad-, habla también el mito, su soledad.
Desde su internamiento en el hospital Larco Herrera, Martín Adán, consolidó -sin querer- la imagen de poeta maldito que atrajo a muchos. En estas líneas, sin embargo, no nos ocuparemos de eso, nos interesa más bien reflexionar acerca de su legado escritural. Esa es la invitación, nuestro reconocimiento hacia el autor de La casa de cartón, un libro considerado inclasificable que no ha dejado de reeditarse a pesar de los años transcurridos. Martín Adán nació un 27 de octubre de hace 100 años; desde este blog nuestro homenaje y alguno, alguno de sus poemas...
Gira
A noventa kilómetros por hora
en el espejo de la mañana atrasada
las vaquitas de ojos de viento y el tul morado
de usted señora no me convence los ojos
una chimenea anarquista arenga a los campos campesinos
la humareda prende un lenin bastante sincero
un camino marxista sindica a los chopos
y usted señora con su tul morado condal absurda
los campos abren la boca como una O
el teléfono de una sirena urge al destino
las vaquitas de ojos de ileana leen el diario de la mañana
y usted señora con su tul morado no sé qué me parece
la estación comisaría va a detener a usted señora
y va a fusilar en usted a la gran duquesa anastasia
y sería una pena que se nos frustrara la gira
ahora que el hotel nos guiña todas sus ventanas
y usted señora con su tul morado sin pasaporte.
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