
El blog del Grupo Literario Signos lo deja muy en claro: "El cosmonsefuano, como le gustaba hacerse llamar, no sólo era un hombre de letras, sino que ejerció la docencia, la asesoría literaria de la Generación del 60 y de todas cuanto le pidieron consejo. De un humor siempre juguetón, dicharachero, enamorador empedernido de las mujeres y de la vida. Don Alfredo siempre tenía un apotegma para cada ocasión, era el típico norteño amigable y jacarandoso. Era tenido por todos como el padre que siempre daba lecciones en sus escritos y en sus enjundiosos discursos. Vallejólogo por convicción, sonetista por inspiración, crítico literario por vocación, don Alfredo José fue toda una institución literaria".
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