Tomado de Habitazión 18 Zine
Hace pocos días por fin pude terminar de leer Generación Cochebomba, obra de Martín Roldan Ruíz que nos relata la historias de Adrian R. y sus compinches durante la difícil época de mitad de los 80´s : debo decir que no puedo dejar de mostrar mis felicitaciones a su autor y mis ansias de difundir este libro para que todos los post 2000 (entre los cuales me incluyo) puedan acercarse más a lo que fueron esos años incendiarios donde lo que hoy vivimos fue forjado y difuminado con expresiones contestatarias certeras que, si bien para muchos no les pareció de las mejores, fueron urgentes y sinceros actos de una generación desencantada, de un marco asolador, un marco que vivió el Perú en los 80 y que no debemos olvidar.
Ojo, no tomen mis palabras como si se estuviera tratando de un documento histórico, estamos tratando de una novela que conjuga de la mejor manera la rabia y la frustración de esos años, el terrorismo y la sociedad limeña en una simbiosis fatal.
Una historia que nos grafica la movida subterránea, narración que si bien por momentos abusa de la descripción desmedida de "la mierda" que era Lima, al hacerlo cala mucho más y nos hace comprender más la visión de Adrian, de su vida y sus aventuras.
Son las historias, propiamente dichas, "las conversaciones", las que más se destacan en la lectura, siendo estas contadas por sus protagonistas (muchas veces a modo de rompecabezas que solo se completan cuando termina la obra) sobre su pasado, tiempo que abocan mejores y frustrados momentos que ellos desarrollaron y que aún buscan una respuesta.
Y no solo son estas las que tienen el leit movit de la novela, la acción muy bien suministrada, e intercalada con los espacios dubitativos de los protagonistas, nos deja con ganas de más y más; recordamos por ejemplo el concierto en el Helden, el de Surquillo, la visita al barrio de El Gordo para comprar marihuana, la pelea con los metal, etc.
Las dudas de los actores también son bien tratados, desde los del círculo de Adrian hasta la de los que conforman la linea de Sendero (la discusión de los comités, donde se muestran a muchos personajes con diferentes formas de pensar e historias que contar, es simplemente genial).
Es bueno también ver la crítica ácida que se le hace a los dos frentes, a la sociedad limeña y a la lucha de sendero, sin tomar partido pero sí desnudando sus falencias y contradicciones, punto a favor que no lo convierte en un documento de "moral" sino un registro, recalcamos, de una sociedad en su cisma.
Algo que no me gustó fue su final, algo apresurado y corto a mi parecer, sin embargo sigue siendo chocante como la mayoría del libro. Una novela que hará remover muchas memorias y desahuevará a muchos de mi generación, algo preciso que ayudará a que tengamos un poco más de sentido de identidad al relacionarlos con la movida contracultural basada en el rock and roll, algo que en estos años de facilismo y sumisión nos hace falta.
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