Hora Zero, treinta años después
Ricardo Delgado Rossi
Conspicuo integrante del movimiento Hora Zero, Tulio Mora (Huancayo, 1948) ha publicado los poemarios Mitología, Oración frente a un plato de col, Cementerio General y País interior, libros todos ellos que nos muestran a un poeta maduro, poseedor de un lenguaje propio. Antologado y reconocido dentro y fuera del país, ha obtenido diversos premios. Comercio & Producción quiso entrevistarlo para hablar no sólo de su importante obra sino de estos 30 años de Hora Zero (HZ), he aquí sus opiniones.
¿Qué balance harías de Hora Zero, en estos 30 años?
Creo que eso va en correspondencia con lo que ha sucedido histórica y socialmente en el país. HZ se ha instalado en una crisis y es el resultado poético de esa crisis. Esta crisis hay que entenderla como la crisis de la identidad que a fin de siglo se está resolviendo.
Son los años de la migración a Lima, de la recomposición étnica del país, de la "cholificación" como se le ha llamado.
HZ se instala en ese proceso, que tiene además otros componentes como la violencia, la recomposición política, la descomposición de clases. Es el testimonio de todo eso y su percepción de toda esta situación está en su primer manifiesto "Palabras Urgentes", donde se decía que habíamos heredado una catástrofe y debíamos poetizarla. Creo que hemos recogido esa catástrofe y hemos hecho una poesía nueva, una poesía que se reconoce en el país, en un escenario, en una forma de hablar. Algo que de alguna manera sólo Vallejo lo había percibido genialmente y después se había silenciado esa opción poética.
Cuando HZ retoma eso, reposiciona a la poesía en ese lugar. La poesía es un habla, es una forma de ser. 30 años después si hay alguna vigencia de HZ es precisamente por eso, porque la poesía de algún modo cambió de rostro, el Perú era inmigrante, el Perú era mestizo, era cholo y tenía una forma de hablar. A ello habría que agregarle la renovación que hace HZ en provincias, que se había quedado aletargada en la poesía indigenista, surrealista. De pronto HZ subvierte eso: Las provincias hablan por primera vez en el país y eso es un orgullo nuestro. Se hace por primera vez un movimiento poético que tiene una dimensión nacional.
¿El poema integral?
El Poema Integral es justamente lo que diferencia a la poesía de HZ. El concepto aparece en el colofón del libro de Juan Ramírez Ruiz: Un par de vueltas por la realidad. Entendemos por Poema Integral la fractura del sujeto lírico, es decir del yo, que es el protagonista del poema. Decimos no, hay que romper el yo. Pasar de la poesía lírica a la poesía dramática y de allí a la poesía épica. Esta conjunción de sujetos poéticos en el discurso es lo que hace la diferencia. Pero además hay una diferencia formal. Que es el incorporar el discurso narrativo, teatral, audiovisual, periodístico, ensayístico, en un solo texto. Eso era el Poema Integral.
Nosotros nos encontramos en la calle con los migrantes y teníamos que recoger esas nuevas identidades. El Perú integral tiene que ser la conjunción salomónica de todas las partes que componen nuestro país. Creo que es tan importante HZ, que si no hubiera existido, hubiera salido otro grupo a recoger todas esas características que iba adquiriendo nuestro país. Era inevitable.
¿Qué los identificaría a ustedes, dada la amplia libertad que tuvieron en su momento para hacer poesía?
Esa fue una suerte, el Surrealismo sí tuvo una forma de hacer poesía, HZ no la tuvo. Lo que tuvo fue más bien una poética, que fue la poética integral, pero cada uno la desarrolló dentro de su propio estilo. Yo creo que eso de cuestionar la poesía peruana fue también un reto. Fue difícil porque las críticas fueron duras y yo siento que la gente se obligó a dar lo mejor de sí. Había que mostrar algo, una obra que nos respalde, de lo contrario no teníamos ninguna autoridad. Eso hizo que la gente se entregara y creo que se producen libros memorables, como Tromba de agosto, de Jorge Pimentel; Inscripciones en un campo de retamas, de Ricardo Oré; En los extramuros del mundo, de Enrique Verástegui; Noches de Adrenalina de Carmen Ollé.
Sin embargo, ¿ese anular el yo lírico, no fue tal vez una forma de cercenar su propia experiencia individual?, hay quienes ven en "País interior" un modo de liberar lo personal, ¿crees que esto es así?
La poesía es muy variada. Es posible que en esa fractura se produjesen excesos, pero cuando tú has reconcentrado nuevamente la palabra te das cuenta que puede haber un espacio para el yo lírico, el yo épico y el yo dramático, ¿no es cierto? El éxito inicial de Enrique Verástegui en su libro En los extramuros del mundo, se debe precisamente a que él sí encontró el equilibrio. Eso obedece al proceso evolutivo de cada uno. Yo estaba más preocupado en buscar esa plasmación de lo integral, creo que en Cementerio General lo conseguí, y ya País Interior fue más bien otra mirada. No fue pues un impedimento. Lo que sucede es que hubo siempre una omnipresencia del sujeto en la poesía peruana, del poeta como protagonista del poema, había que devolverle también al lector la posibilidad de estar dentro, como protagonista.
En la creación de un libro como "Cementerio General", ¿qué influencias reconoces?
A partir de la propuesta de lo integral, desde los años 70 lo venía pensando, pero no sabía cómo expresarlo. Tenía el temor de que este lenguaje que habíamos encontrado, se agotara en temas urbanos, cotidianos. Había leído Mausoleo de Enzensberger y Spoon River Anthology, de Lee Master, los había estudiado detenidamente y me dije: aquí el asunto es hablar por personas, porque lo más maltratado en este país es el individuo. A esas lecturas también podría agregar Baladas Peruanas, de Manuel González Prada.
No obstante noto una diferencia básica con relación al libro de Hans Magnus Enzensberger, y es que Cementerio General deselitiza el lenguaje, lo desinstitucionaliza por decirlo de algún modo, ¿es así?
Claro, Enzensberger va hasta los inicios del capitalismo, habla de Gutemberg y todos los personajes que aportaron algo. Y es un libro muy bueno, un libro muy sólido, pero yo no iba por ese lado. A mí me motivaba ese elemento propio de un movimiento como HZ. Buscar actores menos ostentosos, incluso me puse como condición no poner presidentes ni héroes, porque al fin y al cabo esa es la historia oficial. Podían ser buenos o malos, la idea era que estuvieran representados casi todos: músicos, cocineros, etc. Para eso me ayudó el poema integral, para incorporar crónicas, fragmentos de cartas, citas de libros, y construir ese universo.
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