El poeta Juan Cristóbal nos ha hecho llegar estas líneas tituladas originalmente "Pequeño brindis por Blanca Varela". Obvio, insoslayable lectura:
Blanca Varela, cuyo primer libro "Ese puerto existe" lleva prólogo de Octavio Paz), representa un hito importante que pasó desapercibido, no obstante participar en el famoso grupo de Westphalen que publicaba "Las Moradas". Luego Varela colaboró en editar "Amaru". Pero ¿por qué pasó desapercibida?
La Poesía de Blanca Varela
Se ha hablado mucho en los último años sobre la poesía de esta notable escritora. Añadiré solamente que su poesía me impacta por las siguientes notas que -para mi- pasan a ser fundamentales en la poesía peruana e hispanoamericana:
Una conciencia del desamparo y de la soledad, especialmente en el campo amoroso. Frente a ello una reflexión filosófica a partir de su propia existencia y de la realidad del mundo exterior, la hace ser profundamente racional y a veces lógica ante la presencia de lo cotidiano.
Un antiretoricismo desnudo y vital que va acompañado de una fina ironía (siempre negra), a pesar de la angustia envuelta en la pelea con lo absurdo. Cada palabra, cada verso aparece como una necesidad, pues hurga en la entraña del hombre pues quiere encontrarle su humanidad, lo que nos hace sufrir con sus emociones y emocionarnos hasta el descalabro con sus sufrimientos.
Es una poesia que jamás se pierde en el caos. Siempre conserva un centro, una armonía sólida y equilibrada, a pesar que trata con un mundo hostil, caótico y desarraigado.
Finalmente, hay un trasfondo popular a través del empleo de refranes, canciones infantiles, el mundo de sus hijos. Por lo que también trasluce una gran inocencia (no candidez) en sus expresiones poéticas.
La poesia de Blanca Varela no es optimista, pero tampoco negativa: ama la vida y la muerte de una manera franca, vital e inocente. Siente, sin embargo, una dificultad para optar por la esperanza humana.
Aportes de Blanca Varela a la poesia peruana
Parto de un principio filosófico-político: lo esencial no está siempre en el plano de lo real, en la realidad objetiva y visible. Sólo cuando la realidad alcanza en su desarrollo cierto nivel, es que se muestra la esencialidad, es decir, la plenitud de esa realidad, por lo que la esencialidad se vuelve indispensable. Y por supuesto, tienen que haber elementos orgánicos y pensantes asi como dinamismos colectivos que ayuden a esa visibilidad. (Ejm: una revolución)
Esta es la impresión y la respuesta que tengo de por qué hoy la poesía de Blanca Varela se torna importante, necesaria. Y por qué antes aparecia como desapercibida (aparte de haber sido la esposa de Syzslo): porque la realidad que ella poetizaba no se había desarrollado lo suficientemente y Blanca Varela había tocado fibras muy profundas de esa realidad que no podian ser comprendidas en ese momento. Y hoy, sí. (La crisis existencial de los años 50 se parecen a las de ahora, sólo que hoy es más profunda, pero puede ser mucho más comprendida porque, entre otras cosas, hay elementos culturales y sociales, que también se han desarrollado, que nos lo hacen comprender mejor). Aparte, por supuesto, del papel que hoy cumple y desarrolla la mujer en la sociedad.
Ese es el primer aporte fundamental de Varela a la poesía peruana: el tocar fibras muy profundas y fundamentales de la realidad peruana. El segundo es el silencio.
Se dice que toda gran poesía modifica o profundiza nuestro punto de vista, incluso nuestro destino, pues una obra de arte que no realice ello, que no quede en algún rincón de nuestra memoria, no es una obra de arte trascendente. Y la poesía de Blanca me hace comprender el destino de hoy más que por lo que dice, por lo que calla: por lo que dice el silencio de sus versos, que representa para mí la explosión del silencio. Pues su silencio me transmite la necesidad de la liberación del hombre -en su plano social y moral- y eso significa que su poesía refleja su tiempo, el tiempo histórico y existencial en que se desenvuelve.
Pero el silencio de Varela no es sólo en su producción poética, sino también en su actitud humana, en su comportamiento ético: jamás ha deseado ni querido un protagonismo social, ni le ha interesado aparecer o asomarse como una sobreviviente. Sino solamente como lo que es: una mujer peruana que escribe poesía. Y este es su tercer aporte.
A pesar que vivimos en un mundo de rápidos desgastes, la poesía de Varela no se ha desgastado. Todo lo contrario: ha cobrado una dimensión importante en la poesía peruana y latinoamericana. Y una influencia de primer orden en la poesía actual de las mujeres que se dedican al duro oficio del escribir (y que ojalá esa influencia literaria también vaya acompañada de la sinceridad moral y ética que fluye de la personalidad de Blanca), asi como en los grupos feministas, a pesar que en alguna entrevista (a Ultima Hora) Blanca señalaba que la mujer sólo se puede liberar a través de la lucha de clases y en una organización revolucionaria. Todo lo cual estructura su cuarto aporte.
Finalmente, creo que la poesía de Varela es ya una herencia cultural, pues nos ayuda a vivir, a comprender este mundo insano, corrupto y perverso. Y de paso, a comprendernos a nosotros mismos, y a exigirnos a ser lo más transparentes posibles. Y si bien su grito es distinto al de los poetas sociales de los 50 y posteriores, el destino literario ha elegido, como paradigma humano y poético, el lenguaje de su grito.
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