miércoles, 20 de octubre de 2010

De la wich, unas cuantas reflexiones

El dinero, que no siempre ayuda para las relaciones humanas, sino que al contrario muchas veces las enreda y complica, ha sido motivo de reflexión desde tiempos inmemoriales. Hay quienes lo consideran "un arma de destrucción masiva", quienes como B. C. Forbes afirman que no sirve para nada (porque eso le habían dicho quienes lo poseían) o quienes como Woody Allen piensan que "el dinero no da la felicidad, pero procura una sensación tan parecida, que se necesita un especialista muy avanzado para verificar la diferencia".
El dinero es también una forma de energía. Desde la época de Einstein, se acepta la idea de que la energía es la base de todo y que lo que percibimos en la vida cotidiana como materia, es en realidad una forma de energía. Sin embargo; la idea de "tener billete" fue siempre un valor enfático en el imaginario popular, alrededor del cual surgen siempre mitos, pensamientos, conductas, frases y palabras que cuando uno las colecciona y analiza como parte de esa especie de registro básico de identificación del usuario lingüístico estándar (en que consiste la jerga), se llega a la conclusión de que no es sencillo ingresar en ella, a pesar que en esa comunidad comunicante donde se invierten los significados y los significantes nos podamos sentir muy cómodos. Antes -por ejemplo-, cuando se hablaba de andar con "la que habla", con la "guitarra" encima, con la música, con la que "baila el mono", nadie le llamaba "maracas" al equivalente en soles, "cheques" a los billetes de diez, pero se difundía sí la idea (y necesidad) de andar "cargado", "cargoso", de andar con "la siempre dulce".
El miedo originado por el hambre y la miseria en que siempre hemos vivido los peruanos habrá sido quien sabe el caldo de cultivo para que surjan paranoias como: "El dinero se acaba, si no lo cuidas te quedarás sin nada", creando la necesidad del ahorro, de ser tacaño también, el miedo a dar y a gastar, hasta el hecho de vivir con el traumático pensamiento de que no es justo recibir todo el dinero que uno merece por su trabajo. Ahí, entre los menos favorecidos, es común hablar de "sencillo", de "luca", de "ripio", de "una china, pe", en tanto se torna inalcanzable referirse a "palos verdes", "mangos", "cocos", "lucas gringas".
La posesión o no posesión del dinero ha dado lugar a la aparición de una serie de palabras que paulatinamente se han incorporado a nuestra habla cotidiana. Al "misio" o "misiazo" de ayer y al "tela" o "telaraña" de hoy, se han sumado los "agujas", los que están "lacios", los que tienen harto "villegas", los "yuppies" y (más melódicamente) los del "bee gees", los "de la wich". En el mundo en que vivimos, el que "la pone" o sea el que "dispara", el que "saca bien", el que "revienta a forro", es un personaje heroico, admirado, digno de imitar. El ser "ficho" implica un irresistible atractivo en la sociedad en que vivimos, una especie de plus de sobriedad y elegancia no siempre notorias, pero muchas veces sí (según sea el caso) escenográficas, dramatúrgicas. Tener "un culo de fichas", "un culo de billete", "plata como cancha", le otorga a su posesionario una imagen de la que no siempre está seguro, lo obliga al "apitucamiento" y a "desmarcarse" de quienes habitan las economías sumergidas, próximas a los recuentos mínimos y a las urgencias máximas.
Podríamos citar aquí una larga lista de adjetivos y términos relacionados con el dinero rescatados de la voz callejera y popular. Leíamos un ensayo sobre la teoría del consumo, nos detuvimos "un toque" para reflexionar sobre el valor del "money" y terminamos escribiendo (haciendo toda una apología) sobre nuestra habla pródiga, el espectáculo colectivo y anónimo que experimentamos en las calles, el "floro" nuestro de cada día. Para comentarios (sin "rocheteau", al punto), pasan "el yara" en el blog; cuándo llegará el día que en que baste clickear sobre esta superficie de papel para que se abra un nuevo enlace, un mundo inextinguible...

3 comentarios:

  1. Augusto, te escribe Giancarlo Casusol, para saludarte y pedirte un favor. No sé si podrías darme autorización para publicar este artìculo en un blog orientado a jòvenes en el que estoy participando. Espero tu respuesta, un abrazo, èxitos.

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  2. estimado giancarlo,
    publícalo nomás amigo. pero no olvidfes citar el autor y la fuente (el blog marea cultural). un abrazo

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  3. Muchas gracias Augusto, no te preocupes, resalté lo de la fuente y autor. Muy buena tu publicación, felicitaciones. Un abrazo.

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