viernes, 29 de octubre de 2010

memoria de nolasco

para esther,
que vino a ver el mar


cuando los indios
llegaron al mar
mi cadáver se llenó de vida
legua y media al sur de santa
estalló una luz en la llanura
acribillando mi orfandad
nos quedaremos cayetana
leña aguada corte y pesca
el colorado sabe
que en el monte de huarangos y la pampa
clama una voz mochica
mitad silencio
mitad estertor
era el sesenta
en nuestra celeste angustia
y a pedro, bartola y francisca
se le adormecían los pies
de tanto pantano
junco y totora
llegará el día incandescente
en que los huanchaqueros y la ranchería
redescubran su vocación por la sal
dormirá el olvido
en el recodo inmemorial de las aguas
estallará el petardo
y llegará otro tiempo
se multiplicarán los alaridos en chimbote
bendiciendo los junios
la luz de nuestras sienes
(extraviada)
se apagará la noche
en que los nudos de mi red contrita
se desvanezcan infinitos
con el dolor de mi cuchara
el año en que los indios
alcanzaron mi reino
yo era pescador
nunca más reconocí el silencio
ni su respiración acompasada
desde entonces sólo supe
de anarquía y dinamita
granizada y fumarolas sobre mis leños
desde entonces empecé a vivir
(de a pocos)
el ácido bemol
de nuestras muertes.

* Poema tomado de Poquita fe (Bisagra Editores. Huancayo, 2010). La primera fotografía le pertenece a Jane Silcock.

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