FIL 2008 rindió merecido homenaje a excepcional narrador y el más grande difusor de la lectura en el país.
Redoble por Rancas, La danza inmóvil de Manuel Scorza y el libro Homenaje a la palabra de Lilly Hoyle de Scorza, se presentaron el 25 de julio pasado, en el Auditorio Ricardo Palma, de la XIII Feria Internacional del Libro de Lima - FIL 2008. En los comentarios estuvo un emotivo Oswaldo Reynoso, además de la viuda de Scorza, Lilly Hoyle, quien nos entregó detalles nunca antes contados sobre la vida del escritor peruano.
A 80 años del nacimiento del poeta y novelista Manuel Scorza y 25 años de su muerte, en un accidente de aviación, la Universidad Alas Peruanas se ha propuesto publicar la Biblioteca Manuel Scorza, la misma que ya ha puesto en circulación tres títulos y que en diciembre próximo (con la publicación de Historia de Garambombo y El cantar de Agapito Robles) completa un conjunto de libros francamente indispensables en toda biblioteca que se respete.
Recordemos que cuando en 1970 irrumpió en el ambiente literario latinoamericano, la novela Redoble por Rancas, la somnolienta literaria crítica quedó desconcertada, debido a que nunca antes la novelística descubrió la realidad de entonces. Por lo general, la novela en América se ocupaba de fabular, sin tocar el fondo de la realidad social.
Hasta que llegó Scorza y con Redoble por Rancas, América y el Perú empezaron a tener un rostro distinto, sus personajes estaban vivos, luchaban por sus derechos contra la Cerro de Pasco que destruía el hábitat, sus pastizales y la vida de comuneros.
Y sucedió que Manuel Scorza, empezó a escribir novelas con un gran aliento poético, a narrar hechos referentes a una lucha desigual. El Estado Peruano, al servicio del saqueo de sus riquezas, desarrollaba una sistemática represión contra los indefensos comuneros. Entonces, Scorza, supo unir con talento y valentía literatura y compromiso con los más débiles, habló por ellos en distintos lugares de América y ellos también hablaron en sus novelas.
Su muerte física no sólo significó que se truncara su producción literaria y hayamos perdido la lectura de otras obras mayores en ensayo como si hubiera logrado escribir, la historia de la novela latinoamericana. Ahora, nos hace una falta sin fondo sus juicios políticos acerca del Perú, su coraje para denunciar tanto dolor y latrocinio al amparo de gobiernos, que siempre actuaron contra los intereses del Perú.
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