martes, 4 de enero de 2011

Fuguet entrevista a Vargas Llosa

Leyendo Apuntes autistas, el blog de Alberto Fuguet, encontré esta entrevista realizada luego de la entrega del Premio Nobel de Literatura al autor de "Conversación en La Catedral". Vale la pena darle una leída, aquí algunos fragmentos:
Con novela nueva, Nobel recién entregado y más de dos docenas de libros, ¿aún le interesa o puede afectarle la crítica? ¿El sueño del celta está más protegido que Historia de Mayta?
Decir que no me importa la crítica sería mentira. Me interesa mucho. A ratos me irrita, a ratos me contenta… Lo que no creo es que la crítica vaya a cambiar mi manera de escribir. Quizás la reacción hacia Mayta, por el contrario, me hizo creer aun más en ese tipo de narrativa entre histórica e investigada. Lo que sí es indudable respecto a la crítica es que es un notable y preciso indicio de cómo llega el libro al público. Cuando un libro se lee mal, no hay nada que hacer. Y puede ser mal leído por la crítica o por un sector o simplemente por la suma de los sectores que arman la cultura o la opinión pública. Un libro como Mayta que es recibido tan hostilmente termina siendo dañado en su lectura. En cambio, con La Fiesta del Chivo pasó lo contrario: fue sorprendente y unánimemente bien recibido. Con buenas críticas, muchos lectores…
¿Dónde hubo más disonancia entre lo que creyó que hizo y cómo fue recibido?
Mayta, claro. De todos mis libros, el más vapuleado, atacado, humillado. Lejos. Y el otro diría que fue uno que hice con un enorme trabajo y cariño: El paraíso en la otra esquina, recibido más bien tibiamente. Sin embargo eso no me afecta, porque estoy muy contento con esa novela. Escribirla fue vivir una aventura y me tocó hacer viajes e investigar.
(...) Y el barro humano personal, ¿cómo se trabaja? A mí me gusta mucho El pez en el agua y tiendo a recomendarlo a la gente que quiere ser un creador. Les digo: aquí está todo lo que necesitas saber. ¿Le parece que les puede servir, que tiene algo de manual de escritor?
Nunca había pensado en El pez en el agua como un manual, pero ahora que lo pienso quizás es acerca de mi vocación. Partió como una catarsis para expulsar y poner atrás mi experiencia política, que había sido una experiencia eterna, tres años completos que me apartaron de lo que me gusta: leer, escribir, estar solo… En política, casi tienes que vivir en la promiscuidad absoluta… Fue una experiencia muy rica, pero atrozmente violenta y deprimente… Me tocó ver de frente lo peor de la política, las intrigas, los odios, el chantaje… Salí de esa derrota con ganas desesperadas de sacarme esa experiencia. Y por eso escribí ese libro. Iba a ser sólo la memoria política, pero rápidamente me di cuenta que eso iba a dar un retrato incompleto, falso, de lo que yo había sido. Y ahí capté que iban a ser las memorias de mi vocación. Ese libro me hizo tan bien, realmente me liberó de esos tres años. Fue una transición buenísima para volver a ser yo y volver al mundo de las letras.
¿Está de acuerdo que es un libro ideal para alguien que quiere escribir?
Yo siempre lo vi de otro modo, pero quizás sea cierto. Ahí me desnudo y me confieso y cuento aquellos traumas con los que uno escribe o son los que te hacen escribir. Hay que ser como el catoplebas, el animal que se come los pies y que se alimenta de sí mismo. Es una metáfora maravillosa de lo que es ser escritor: vives comiéndote, sacando lo que tienes dentro, usando las experiencias más ricas y más desagradables como materia prima.
Lea la versión completa de esta entrevista aquí.

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