
De nada le ha servido a Alan García canalizar su desprecio hacia el mayor defensor de la herencia cultural andina y su problemática, designando al año 2011 como "Año del centenario de Machu Picchu para el mundo", muestra tangible de ignorancia en la medida que Hiram Bigham no descubrió la ciudadela de los incas (sólo empezó a excavarla, saquearla y hacerla conocida).
A Arguedas se le margina porque logró una de las más excepcionales visiones de lo que es el Perú, porque la conmemoración del centenario de su natalicio no le rinde al presidente los réditos políticos que anda buscando, porque el odio del partido de gobierno hacia Arguedas es histórico, y porque el autor de "Todas las sangres" representa el arquetipo de lo que significa afrontar uno de los problemas fundamentales para constituirnos como nación. Si el gobierno central piensa que el desaire a José María Arguedas mermará el ímpetu de homenajearlo en quienes reconocen al escritor, antropólogo, etnólogo, maestro, trabajador cultural y folclorista, como ícono fundamental de la peruanidad, se equivoca. Al contrario, en diversos lugares del Perú y el extranjero ya se vienen realizando exposiciones, muestras fotográficas y documentales sobre la vida y obra del autor andahuaylino.

En Chimbote, a pesar de la formación de una comisión organizadora del centenario de Arguedas, todavía no se ha anunciado de manera oficial los eventos de homenaje al autor de "El zorro de arriba y el zorro de abajo". En el puerto no extraña que las autoridades de la ciudad y de Áncash no hayan dicho esta boca es mía respecto al tema. Lo mismo sucede de parte de instituciones llamadas a constituirse en referentes de la escena cultural de la ciudad (me estoy refiriendo al Centro Cultural Centenario) y a las universidades.
Hace unos días, conversando con el poeta y editor Jaime Guzmán en su lecho del Hospital del Seguro Social, surgió la idea de redactar un manifiesto de desagravio al autor de "Los ríos profundos", documento que será suscrito por escritores, lectores y ciudadanos de Chimbote y que será leído pública y libremente en plazas y calles céntricas de la ciudad. En este blog nos hemos referido al tema en múltiples oportunidades: aquí, aquí, aquí y aquí (si los hemos cansado sabrán disculparnos). Del mismo modo ha sucedido en nuestros perfiles de Facebook y en nuestra cuenta principal en Twitter. Arguedas nos llama, releamos sus libros, canalicemos el sentimiento que tenemos por quien siempre ha mantenido la peruanidad en ristre, hagámosle justicia.
Releámoslo. Ciertamente, un excelente homenaje a su vigencia.
ResponderBorrar/Buena foto, no la conocía./
Saludos...
Carolina