Steve Jobs, el hombre que revolucionó el ordenador personal con los Mac, el cine de animación con Pixar, la música con el iPod, los móviles con el iPhone, y pretende cambiar los medios de comunicación con el iPad, se retira forzado por una grave enfermedad. El País publica hoy un reportaje sobre la enfermedad del genio; compartimos aquí algunas líneas:
(...) Inconformista y autodidacta por naturaleza, Steve Jobs dejó los estudios a los seis meses de iniciarlos, pero siguió yendo a algunas clases. No faltaba a las de caligrafía, mientras malvivía recuperando latas vacías de Coca- Cola y disfrutando de la caridad de los comedores de los Hare Krishna. Jobs pertenece a una generación que se entregó a los ídolos de sus hermanos mayores: devoto de Bob Dylan y de los Beatles, tuvo, años después, una relación con la cantante Joan Baez. A mediados de los setenta viajó a la India en busca de la paz interior. Experimentó con el LSD y volvió convertido al budismo. Sin haber perdido un ápice del talento y el sentido práctico que le llevarían a crear Apple, con la ayuda de su amigo Steve Wozniak, en el garaje de su casa, en 1976.
El éxito temprano, y los tremendos enfrentamientos después en el seno de Apple, las dificultades para competir con los sistemas operativos de Microsoft, que les ganó inicialmente la partida, forjaron el carácter de Jobs. Un tipo trabajador, entregado con pasión a su empresa, acostumbrado a controlar todas las variables de su vida. Buscar el propio camino, seguir los propios criterios, vivir de acuerdo con lo que uno realmente piensa de las cosas, ese es su ideario. En junio de 2005 aconsejó a los estudiantes de Stanford recién licenciados: "No os dejéis atrapar por los dogmas, que es vivir con el resultado del razonamiento de otros. No dejéis que el ruido de las opiniones ajenas ahogue vuestra voz interior. Y, lo más importante, tened el coraje de seguir vuestros impulsos y vuestra intuición. Porque de alguna manera son los que saben lo que queréis ser. Lo demás es secundario".
El consejo no parece fácil de seguir, pero a Jobs le ha llevado a la cima y le ha convertido en una de las personas más reverenciadas y temidas de Silicon Valley. Como ha explicado Jean-Louis Gasse, ejecutivo que trabajó un tiempo a sus órdenes, "las democracias no crean productos estupendos, se necesita un tirano competente para eso". Y los productos de Apple lo son. La firma de la manzana ha conquistado no solo un mercado, sino una legión de admiradores. En noviembre pasado, Christie's subastó el primer ordenador -el Apple I- salido del garaje de la casa de Jobs, en 1976. Lo compró un italiano, por casi 160.000 euros, para incorporarlo a un museo de Apple.
Lea la nota completa está aquí, vale la pena acercarnos a la historia de un genio.
El éxito temprano, y los tremendos enfrentamientos después en el seno de Apple, las dificultades para competir con los sistemas operativos de Microsoft, que les ganó inicialmente la partida, forjaron el carácter de Jobs. Un tipo trabajador, entregado con pasión a su empresa, acostumbrado a controlar todas las variables de su vida. Buscar el propio camino, seguir los propios criterios, vivir de acuerdo con lo que uno realmente piensa de las cosas, ese es su ideario. En junio de 2005 aconsejó a los estudiantes de Stanford recién licenciados: "No os dejéis atrapar por los dogmas, que es vivir con el resultado del razonamiento de otros. No dejéis que el ruido de las opiniones ajenas ahogue vuestra voz interior. Y, lo más importante, tened el coraje de seguir vuestros impulsos y vuestra intuición. Porque de alguna manera son los que saben lo que queréis ser. Lo demás es secundario".
El consejo no parece fácil de seguir, pero a Jobs le ha llevado a la cima y le ha convertido en una de las personas más reverenciadas y temidas de Silicon Valley. Como ha explicado Jean-Louis Gasse, ejecutivo que trabajó un tiempo a sus órdenes, "las democracias no crean productos estupendos, se necesita un tirano competente para eso". Y los productos de Apple lo son. La firma de la manzana ha conquistado no solo un mercado, sino una legión de admiradores. En noviembre pasado, Christie's subastó el primer ordenador -el Apple I- salido del garaje de la casa de Jobs, en 1976. Lo compró un italiano, por casi 160.000 euros, para incorporarlo a un museo de Apple.
Lea la nota completa está aquí, vale la pena acercarnos a la historia de un genio.
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