Puente aéreo publicó ayer el post que a continuaciòn reproducimos parcialmente y que linkeamos en su integridad por considerar que analiza un tema poco o nada abordado por los medios de comunicación ni por la crítica peruana: la relación entre el poder y la vida libresca de los jefes de Estado.
"(...) valdría la pena recordar que, en el Perú y en cierta medida en toda América Latina, luego de siglos en que era difícil trazar la línea entre la esfera política y la esfera intelectual, ambas han terminado por separarse casi enteramente. De ser un continente gobernado, aunque fuera de modo intermitente, eventualmente, por intelectuales y de vez en cuando específicamente por escritores como Sarmiento, Gallegos, Bosch o Sarney, con revolucionarios como Martí o Cardenal, candidatos presidenciales como Mario Vargas Llosa, precandidatos como Pablo Neruda y críticos literarios de inmensa influencia política como el mismo José Carlos Mariátegui, hemos pasado a ser un continente de políticos grises para quienes la cultura es un obstáculo, una distracción o un simple fantasma..."
"(...) Los peruanos recordamos todavía cómo, en 1990, Alberto Fujimori utilizó los libros de Vargas Llosa como prueba y demostración de que el hoy premio Nobel de literatura no estaba hecho para gobernar un país con los pies en la tierra, cómo era un personaje débil, moralmente sospechoso, veleidoso, feble, quebradizo, además de un simple soñador. Pero también sabemos que una acusación idéntica se ha esgrimido contra Vargas Llosa desde muchas otras zonas de la sociedad en diversos momentos: un "buen escritor de novelas", un "escribidor", un simple "intelectual", por lo tanto, poco menos que un inútil..."
Los dejo con esta deliciosa lectura. Como siempre el post se enriquece con los comments que proliferan. ¿El link?: aquí.
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