lunes, 8 de agosto de 2011

La cultura en la agenda del desarrollo

Amèrico Mendoza Mori

Solemos oír que la cultura es importante y buena para la sociedad, pero también es necesario visibilizar concretamente los beneficios de la cultura y cómo esta se sostiene en nuestro días. En el mundo globalizado, las reglas del mercado funcionan mediante una cadena de producción en donde se intercambian bienes y se generan ganancias; y en este sistema la cultura también juega un papel. George Yúdice, especialista en temas de gestión cultural y uno de los intelectuales que en el mundo ha puesto este tema en debate, estará próximamente en Chimbote.
Desde la cultura producimos, conservamos una herencia milenaria, ofrecemos experiencias, y también gestamos desarrollo social. Así, cada participante cultural puede ser entendido una micro-industria en potencia. ¿Industria? ¿Cultura? Todavía no estamos a acostumbrados a oírlas juntas, pero es importante comprender que la cultura y el arte, justamente por su valor incalculable, deben además tener mecanismos que permitan no sólo su conservación, sino su promoción, difusión y expansión a un ritmo sostenible.
La cultura en el mundo globalizado ya no es vista como un mero detalle que le da valor agregado a un grupo social o a una ciudad, sino que puede convertirse en el aspecto clave para generar desarrollo. Será importante generar canales que visibilicen a todos aquellos que ya trabajan en cultura y darles herramientas para poner en valor su trabajo y promover políticas públicas que les den presencia y reconocimiento.
Unos cuantos ejemplos sobre la relación industria-cultura: Cuándo imaginamos a la ciudad de Buenos Aires, no sólo se trata del casco histórico, sino también de sus agentes culturales; ¿es que acaso no pensamos en músicos y danzantes de tango? ¿La experiencia turística de La Libertad no pasa por ver a los pescadores en su caballitos de totora? ¿Es posible imaginar Guadalajara sin su multitudinaria Feria del Libro o Cannes sin su Festival de Cine? Si estas personas y organizaciones resultan icónicas para sus respectivas poblaciones, ¿por qué entonces no siempre son reconocidas? La cultura y el arte además de base para el reconocimiento de identidades generan ingresos y ayudan a otras cadenas de producción como el turismo y la educación. Por tanto, ¿acaso del mismo modo que los gobiernos ofrecen ayuda y beneficios a empresas turísticas también acaso lo deberían hacer con los agentes culturales?
Por otro lado, vemos que la cultura y la creatividad, al elevar la calidad de vida de las ciudades, pueden ayudar a resolver conflictos sociales. Diferentes estudiosos señalan que los lugares con mayor promoción en la creatividad y la cultura, son los más felices y deseados para vivir. Pero para saber qué ofrecer(nos), primero es necesario identificar lo que se tiene. En este proceso, herramientas como la comunicación y la tecnología son geniales aliadas al ser de fácil acceso y gran llegada.
En cumplimiento de su rol, los gobiernos locales y regionales están llamados a impulsar el reconocimiento de los promotores y gestores culturales. Y los gestores mismos deberán entender que pedir apoyo para la cultura no es rogar caridad sino exigir desarrollo. Es importante fortificar estos roles, los espacios de interacción y comunicación. Enhorabuena que la Municipalidad Provincial del Santa sea parte de la organización del conversatorio con George Yúdice y que el encuentro sea visto como una oportunidad para que los gestores se reúnan, debatan y planteen metas para un mayor despliegue cultural del norte del Perú.

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