En una reciente entrevista en El País, Kjell Espmark sostiene que "la política no entra en juego en los Nobel", pero reconoce que sí hay un efecto político en algunos de los galardones. El interés del comentario es doble: hasta el 2005, Espmark fue presidente del comité encargado de la entrega anual del máximo galardón universal de las letras y recientemente publicó un libro indispensable sobre el tema, El Premio Nobel de Literatura. Cien años con la misión (Editorial Nórdica).
Cuando Alfred Nobel creó el reconocimiento, su idea era distinguir a quienes hubieran "llevado a cabo el mayor servicio a la humanidad" en cada una de las áreas, que en el caso de la literatura agregaba que distinguiría a quien "haya producido lo mejor en sentido ideal".
El giro principal del libro de Espmark es literario, y por eso critica muchos de los premios asignados en la primera etapa, donde algunos autores no tenían calidad suficiente y los jurados se dejaban guiar por sus propios intereses intelectuales. Que personas como Tostoi o James Joyce no hubieran obtenido el galardón son dos ejemplos claros de los errores cometidos.
Cuando Alfred Nobel creó el reconocimiento, su idea era distinguir a quienes hubieran "llevado a cabo el mayor servicio a la humanidad" en cada una de las áreas, que en el caso de la literatura agregaba que distinguiría a quien "haya producido lo mejor en sentido ideal".
El giro principal del libro de Espmark es literario, y por eso critica muchos de los premios asignados en la primera etapa, donde algunos autores no tenían calidad suficiente y los jurados se dejaban guiar por sus propios intereses intelectuales. Que personas como Tostoi o James Joyce no hubieran obtenido el galardón son dos ejemplos claros de los errores cometidos.
Sin embargo, el tema político cruza en la práctica toda la obra, además de tener capítulos específicos dedicados al tema. En el libro, de hecho, se repiten algunos autores importantes y siempre polémicos, como Solzhenitsyn, el disidente ruso, y el chileno Pablo Neruda, comunista, quienes obtuvieron el Premio Nobel en 1970 y 1971, respectivamente, en lo que fue interpretado como una compensación. El caso más dramático y para muchos injusto fue el de Jorge Luis Borges, en quien se ha llegado a ver a un proscrito político del Nobel...
El texto completo está disponible vía La Tercera.
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