Estocolmo está bajo cero, y así recibió a Mario Vargas Llosa, pero el Nobel peruano, su familia numerosa y sus amigos tan fieles como él la calientan a base de buen humor y de una alegría que este último domingo tuvo como escenario el lugar donde los académicos se juntaron a principios de septiembre para decidir que el premio de este año era para “la cartografía literaria” que él había construido en sus obras.(...) Se juntaron, pues, en el restaurante del siglo XVIII en el que, desde 1909, se juntan los académicos suecos cada jueves por la noche, a comer y a beber, y a deliberar, cuando toca, en torno al escritor que debe obtener el Nobel de Literatura. (...) Juan Iborra, profesor español que ha estado ligado a la Academia Sueca desde hace 30 años, hasta el año pasado, y que ayuda al Nobel a vivir estos días de Estocolmo por encargo de la institución, se ocupó de explicar a Mario y a su familia en qué consiste el misterio del lugar.
El local pertenece a la Academia, aunque no está en su edificio; desde 1722 es restaurante, y desde el 5 de abril de 1789, lugar de reunión de los académicos suecos. Andreas Zorn, pintor de Estocolmo cuyo estilo recuerda al de su amigo Sorolla, puso esta finca a disposición de la institución para que fuera parte de su patrimonio, con la condición perenne de que fuera restaurante...
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