Y @cuchasegura redactó el post que a continuación sigue y cuyo nombre original es "A propósito del periodismo destructor: Construyamos patria", texto que obviamente suscribimos. Rescatamos del tercer párrafo la decisión de protegerse de la basura mediática a que nos expone la televisión y otros medios tradicionales acostumbrados a distribuir basura al interior de los hogares. Más cultura e inclusión social para todos.
"La forma de hacer periodismo en nuestro país en los últimos años genera vergüenza ajena; muchos periodistas aprovechan la libertad de expresión y opinión para hacer escarnio de los que cometen un delito o una falta, convirtiéndose en fiscales y jueces mediáticos sin tener ningún título o atribución para ello.
Entretienen y estimulan el morbo de los que los leen, ven y escuchan sin el más mínimo reparo ni respeto por la sensibilidad de estos. Podemos estar tomando tranquilamente nuestros alimentos y aprovechar el tiempo para informarnos, porque hay necesidad de ello, pero qué encontramos: programas noticiosos que solo ensalzan el crimen, el mal y la frivolidad, como si ello fuera lo único que ocurriera.
Hemos decidido, junto a los miembros de nuestra familia, no ver, escuchar, ni leer ese tipo de noticias para proteger nuestra salud mental, pero… ¿cuántos atinamos a esto?, creo que aún somos muy pocos. ¿Cuáles son las consecuencias nocivas de esta invasión de violencia, de vulneración a nuestra tranquilidad y daño a nuestra salud mental?, creo que muchas; por ejemplo: los estados de psicosis y la agresividad que hoy se ha adueñado de las mentes de muchos niños, jóvenes y adultos; habría que preguntarle a los psicólogos y psiquiatras si toda esa porquería a la que llaman información no hace daño.
No estoy en contra de informar ni de informarme, tampoco de la distracción. Pero, ¿es necesario preguntarle al criminal cómo cometió el crimen y presentar las escenas del lugar de los hechos?, ¿es necesario ver los cuerpos de seres humanos mutilados y desparramados? , ¿qué vamos a aprender los que recepcionamos tal información al conocer tales detalles?, ¿no es suficiente que se informe sobre el hecho y en todo caso se aproveche para dar algunas recomendaciones para prevenirlos?, ¿no será mejor ocupar esos espacios en ¡educar!, ¡educar! y ¡educar!?
Será necesario escuchar a los deudos cuánto le duele la muerte violenta de sus seres queridos, ¿acaso ese hecho no es obvio?, ¿qué provecho obtenemos los que nos enteramos, cuál es la enseñanza de ello?, ¿cuánto pierden los autores o presuntos autores de los crímenes o faltas por verse expuestos públicamente en los medios? Nada.
Me da mucha pena y frustración el constatar que muchos periodistas, hombres y mujeres, que en años anteriores ganaron prestigio por informes, reportajes y campañas serios para recobrar la democracia o poner al descubierto millonarios actos de corrupción, hoy solo se han convertido en simples lectores (conductores se les dice ahora) de estos vergonzosos espacios informativos.
¡Por favor!, basta ya de tanta hipocresía! Muchos estamos seguros que tales programas noticiosos solo buscan “entretener” la mente de las personas más sencillas y menos críticas que para nuestro mal son una gran mayoría, esto a consecuencia de ser parte de un Perú en el que a sus gobernantes desde hace muchas décadas no les importa nada la educación integral de su población, un país en el que se necesita serias, honestas y decididas políticas de educación que busquen la liberación de las mentes de niños y jóvenes y con ello el logro del desarrollo socio económico, sigue siendo un gasto y no una inversión.
Por eso, en uso de mi libertad de opinión, de expresión y de petición, en vísperas de celebrar un nuevo aniversario patrio, pido a aquellos líderes mediáticos que asuman su responsabilidad y que aprendan a ser patriotas. ¿Cómo? Aprovechando la posición privilegiada que tienen para informar educando: que no se escuden en el derecho a expresarse y de informar para hacer más daño".
Hemos decidido, junto a los miembros de nuestra familia, no ver, escuchar, ni leer ese tipo de noticias para proteger nuestra salud mental, pero… ¿cuántos atinamos a esto?, creo que aún somos muy pocos. ¿Cuáles son las consecuencias nocivas de esta invasión de violencia, de vulneración a nuestra tranquilidad y daño a nuestra salud mental?, creo que muchas; por ejemplo: los estados de psicosis y la agresividad que hoy se ha adueñado de las mentes de muchos niños, jóvenes y adultos; habría que preguntarle a los psicólogos y psiquiatras si toda esa porquería a la que llaman información no hace daño.
No estoy en contra de informar ni de informarme, tampoco de la distracción. Pero, ¿es necesario preguntarle al criminal cómo cometió el crimen y presentar las escenas del lugar de los hechos?, ¿es necesario ver los cuerpos de seres humanos mutilados y desparramados? , ¿qué vamos a aprender los que recepcionamos tal información al conocer tales detalles?, ¿no es suficiente que se informe sobre el hecho y en todo caso se aproveche para dar algunas recomendaciones para prevenirlos?, ¿no será mejor ocupar esos espacios en ¡educar!, ¡educar! y ¡educar!?
Será necesario escuchar a los deudos cuánto le duele la muerte violenta de sus seres queridos, ¿acaso ese hecho no es obvio?, ¿qué provecho obtenemos los que nos enteramos, cuál es la enseñanza de ello?, ¿cuánto pierden los autores o presuntos autores de los crímenes o faltas por verse expuestos públicamente en los medios? Nada.
Me da mucha pena y frustración el constatar que muchos periodistas, hombres y mujeres, que en años anteriores ganaron prestigio por informes, reportajes y campañas serios para recobrar la democracia o poner al descubierto millonarios actos de corrupción, hoy solo se han convertido en simples lectores (conductores se les dice ahora) de estos vergonzosos espacios informativos.
¡Por favor!, basta ya de tanta hipocresía! Muchos estamos seguros que tales programas noticiosos solo buscan “entretener” la mente de las personas más sencillas y menos críticas que para nuestro mal son una gran mayoría, esto a consecuencia de ser parte de un Perú en el que a sus gobernantes desde hace muchas décadas no les importa nada la educación integral de su población, un país en el que se necesita serias, honestas y decididas políticas de educación que busquen la liberación de las mentes de niños y jóvenes y con ello el logro del desarrollo socio económico, sigue siendo un gasto y no una inversión.
Por eso, en uso de mi libertad de opinión, de expresión y de petición, en vísperas de celebrar un nuevo aniversario patrio, pido a aquellos líderes mediáticos que asuman su responsabilidad y que aprendan a ser patriotas. ¿Cómo? Aprovechando la posición privilegiada que tienen para informar educando: que no se escuden en el derecho a expresarse y de informar para hacer más daño".
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