
Considerado una de las más altas voces de la poesía peruana del Siglo XX, Westphalen le dio mucho a la poesía peruana. Allí están "Las ínsulas extrañas" (1933) y "Abolición de la muerte" (1935), sus más emblemáticas publicaciones. Junto a César Moro coeditó la revista El uso de la palabra (1939), años después el poeta publicaría las revistas Las Moradas (1947-1949) y Amaru (1967-1971). Westphalen asimiló la influencia del surrealismo francés, pero nunca se incorporó al grupo que dirigía el poeta francés André Breton. El autor es reconocido como uno de los poetas más altos de la vanguardia peruana y latinoamericana.
Octavio Paz se refirió a él en algún momento: “Westphalen es uno de los poetas más puramente poetas entre los que escriben (hoy) en español. Su poesía no está contaminada de ideología ni de moral ni de teología. Poesía de poeta y no de profesor ni de predicador ni de inquisidor. Poesía que no juzga, sino que se asombra y nos asombra”. Todavía guardamos El Dominical de El Comercio de agosto de 2001, un memorable especial a propósito de su fallecimiento. Westphalen nació un día como hoy en 1911. Son cien años de vida, el poeta es inmortal.
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