Novela íntima por un lado, y política por el otro. Alguna vez, Vargas Llosa dijo que esta había sido la obra que más le había costado escribir. Ahora, otros escritores peruanos –de varias generaciones– manifiestan su admiración por el texto.
Carlos Calderón Fajardo:
“Hasta el momento en que Vargas Llosa publica Conversación en La Catedral, nuestros escritores aparecían muy circunscritos al país. Con él, en cambio, se sintió que, pese a escribir sobre temas peruanos, lo hacía con una literatura dirigida hacia el mundo. Ahora, en la obra se hace bastante notorio el desencanto y escepticismo que produjo Odría: la dictadura de este militar era el camino final de una situación jodida en la que ya estaba el país con anterioridad. De ahí la famosa pregunta de Zavalita –aunque, también, debo confesar que a veces me he preguntado si no se refirió a si ya nos jodimos para siempre–. La novela tiene mucha actualidad para esta época de tendencias autoritarias, en el que las democracias parecen una especie de dictadura disfrazada y donde la coacción ha sido reemplazada por la sutileza. Eso, si consideramos que la preocupación de Vargas Llosa, antes y ahora, parece haber sido sobre cómo podemos hacer para vivir en una auténtica democracia”.... La opinión de Alonso Cueto, Santiago Roncagliolo y Guillermo Niño de Guzmán está aquí vía Peru21.
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