La trágica epopeya del intelectual homicida Raskolnikov, narrada por el célebre autor ruso Fedor Dostoyevsky en su monumental novela “Crimen y castigo” de 1866, bien podría asumir en una cierta perspectiva hermenéutica, como veremos aquí, las formas de una lúcida metáfora acerca de Occidente mismo, de sus delirios, de su miseria y de sus anhelos de redención histórica.
El horizonte del ultrahombre
De acuerdo a la trama de Dostoyevsky, Rodion Raskolnikov es un joven estudiante de derecho abrumado de pobreza, en una ciudad rusa, sórdida y gris. Raskolnikov ha elaborado en una meditación enfermiza, acaso motivada por el hambre y el aislamiento, una singular teoría acerca de la supremacía de ciertos hombres, como Napoleón, por ejemplo, que han de someter y aniquilar a los más débiles, por razones morales, y para posibilitar la supervivencia de una raza pura y plena de vigor histórico. Es por eso que el estudiante asesina a una anciana usurera y a su hermana enferma mental; lo hace el joven, para poner a prueba la certidumbre de sus elucubraciones febriles... Impresindible lectura que llega vía Ciencias.es
De acuerdo a la trama de Dostoyevsky, Rodion Raskolnikov es un joven estudiante de derecho abrumado de pobreza, en una ciudad rusa, sórdida y gris. Raskolnikov ha elaborado en una meditación enfermiza, acaso motivada por el hambre y el aislamiento, una singular teoría acerca de la supremacía de ciertos hombres, como Napoleón, por ejemplo, que han de someter y aniquilar a los más débiles, por razones morales, y para posibilitar la supervivencia de una raza pura y plena de vigor histórico. Es por eso que el estudiante asesina a una anciana usurera y a su hermana enferma mental; lo hace el joven, para poner a prueba la certidumbre de sus elucubraciones febriles... Impresindible lectura que llega vía Ciencias.es
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