sábado, 19 de septiembre de 2009

Mario Bunge y "Una tragedia griega contemporánea"

Los hechos que voy a contar sucedieron hace casi medio siglo, cuando Grecia era aún un reino. Ocurrieron en una aldea fundada por espartanos que huían de la arrolladora invasión otomana. La aldea fue llamada Lákones, en recuerdo de la tierra natal, pero los lakónides son cualquier cosa menos lacónicos.
Lákones es una aldea sin pretensiones, montada sobre una cumbre, a salvo de piratas. Sus habitantes gozarían de una vista maravillosa del Mar Jónico si lo miraran, cosa que nunca hacen. No tienen tiempo: cuando no trabajan, conversan.
Si un sociólogo me preguntara por la estratificación social de Lákones, yo le diría que todos sus habitantes son aldeanos de profesión. Solamente cuatro de ellos ejercían un oficio calificado en la época a que me refiero: Miltiades era el secretario de la Comuna o Municipalidad, y de vez en cuando pescaba a la red (porque en aquellos tiempos aún había peces); Alexandros vendía aceite y vino, en compañía de su hermoso gallo; Yannis lograba ganarse el sustento atendiendo un minúsculo almacén; y Sokratis era el zapatero, y quien le había regalado a Miltiades su primer par de zapatos. Para leer el cuento completo clickear en La Nación.

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